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viernes, 8 de mayo de 2009

¿INCOMPATIBILIDAD ENTRE MUSCULO Y SESO? - 2ª parte

Recuerdo que, por suerte o por desgracia, en esos episodios en que tienes que modificar la configuración de tu casa, a la hora de mover un mueble lo primero que suele gritar el sargento director de la operación (listillo de turno para los otros) a sus esclavos es:
¡¡¡SUJETA ESE LADOOOOO!!!. ¿LO HAS COGIDO BIEN? ¿¿SEGUROOO????

Y acto seguido te obliga a desriñonarte tirando como un mulo para aquí o para allá, según su, para él, perfecto plan de ataque, que cuanto menos, suele ser desquiciado y abocado al único y más mísero fin, aquel que consiste en poner en peligro la integridad de los demás, cuando no la paciencia de todos.

Hoy quiero incidir en esas vivencias para descubrir unas estructuras que sirven para sujetar cosas dentro del organismo, que son versátiles y muy eficaces en sus funciones y que, cuando son mal utilizadas, nos damos cuenta de que existen porque duelen y se hacen notar.

LOS TENDONES:


Los tendones están formados por un tejido especial llamado tejido conjuntivo. Su nombre indica su función: conjuntar, conectar cosas entre sí, y ésa es su especialidad. También tienen otros detalles que los diferencia del músculo; que no se pueden encoger y que tienen una elasticidad muy reducida, es decir, que una fibra de tendón solo podría estirarse 1 o 2 centímetros en lugar de los 10 cms que puede hacerlo un músculo (estamos hablando en sentido figurado), debido a su misión.

Dicho tejido tiene 2 tipos de microgomitas: Colágeno y elastina (¿Os suena de algo?. ¡Anuncios de cremas faciales en la tele!- pero no os lo creais todo que la tele aliena...). La elastina, como su nombre indica, tiene cierta elasticidad pero es muy fácil de romper. El colágeno es muy poco elástico pero mucho más resistente y refuerza de forma general la estructura del tejido. Según como estén distribuidos espacialmente y que proporción haya de cada uno de estos elementos en el tejido, su combinación tendrá una u otra función.

¿Cual es la función de este tejido?

Según lo que el organismo necesite existen varios modelos que sirven para realizar funciones diferentes y específicas. Ahora vamos a intentar explicar dos en concreto:

Envolver los paquetes musculares, conjuntando y agrupando los paquetes musculares entre sí, como decíamos en el anterior capítulo o
Utilizarlo como una cuerda extremadamente resistente, conectando la fuerza de los músculos a los huesos del esqueleto, con el fin de moverlo.

Estudiando de uno en uno veremos los dos tipos de funciones:

1º: Envoltura
Todos tenemos medias en casa. Su uso principal es cubrir elásticamente las piernas de las chicas (aunque algunos las utilicen para sacar dinero del cajero automático). Pero también comprimen un poco las masas musculares de la pierna, dándoles forma y haciéndolas más vistosas (y darnos un morboooo...). Si miramos al microscopio el tejido veríamos que las microgomitas de las que están hechas siguen varias direcciones: a lo largo, a lo ancho, y también en las diagonales. Así el tejido puede ser elástico en cualquier dirección y se amolda a las formas que recubre.

Esa es básicamente la disposición en el tejido conjuntivo que envuelve a los músculos. Por eso no se rasga cuando el músculo se contrae y engorda de volumen. Hace efecto de media. La característica principal es que hay mayor ración de microgomitas de elastina que de las de colágeno. Al tiempo, la presencia de estas últimas microgomitas de colágeno refuerzan el tejido. (Algo de razón llevarán los anuncios de cremas para la cara de las chicas, aunque tengan 22 años las que lo anuncian).

También sirve como una lámina para recubrir otras estructuras, como los huesos. Sí, forran los huesos largos en la zona donde tienen forma de tubo (como la tibia o el fémur - recordar la bandera pirata con las tibias cruzadas). Y ¿para qué?. Pues porque por este tejido, llamado periostio (de “peri”: alrededor y “ostio”: hueso y no otra cosa), se apoyan y discurren un montón de terminaciones nerviosas que van a parar al hueso y que transmiten sensaciones como tensión o dolor (¿qué tejido pensabais que nos hacía saber cuando se ha roto un hueso como la tibia?).

Al romperse el hueso también suele romperse (por las astillas de hueso) el periostio que rodea la zona fracturada y entonces se lastiman las terminaciones nerviosas que circulan por él. Este estímulo se traduce como un ligero mareo inicial seguido de un dolor agudo y constante durante un tiempo (Y te das cuenta de que te acabas de ganar un forro de escayola para que los guarros de tus amigos lo ilustren con el “Da Vinci” que llevan dentro).

Lo mismo pasa con las contusiones en las zonas de hueso que no están recubiertas de músculo (la espinilla, el canto del antebrazo que va desde el codo hasta el dedo meñique) y que son muy sensibles al dolor.

2º: Cuerda:
Imaginemos la estructura de una cuerda, de esas de esparto tan habituales para atar y fijar cosas y paquetes. Al deshacer una de esas cuerdas, vemos que se compone de cinco o seis cabos que se unen entre si en espiral. Como somos unos cotillas, vamos a sacar uno de los cabos y lo vamos a deshacer aquí mismo. ¿De que están hechos?. ¡Premio para los listillos!!. ¡De fibras, de hilos de esparto!.

¡Hala!, Pues se acabó el misterio. La misma disposición se adopta en los tendones o ligamentos. Todas las microgomitas se colocan de forma paralela, en la misma dirección. Y, sabiendo que el organismo busca una estructura resistente para utilizarla como cuerda, ¿cual puede ser la microgomita que más abunda?. ¡Claro!. El colágeno principalmente, aunque no faltan algunas microgomitas de elastina.


Y ¿para qué son necesarias estas cuerdas?

Esto lo tiene muy bien pensado el cuerpo. Veámoslo. Un músculo, para poder ejercer sus funciones de aproximar o alejar una extremidad, necesita una base de operaciones, es decir, sujetarse en un hueso para, desde allí, agarrarse al otro hueso que va a mover. Pero el problema en los huesos (el mismo que tienen las asideras de sujeción en los autobuses para los usuarios, cuya función es prestar apoyo para no perder el equilibrio) es que el espacio es reducido y está muy disputado, porque los huesos son, entre otras cosas, las superficies donde los músculos se sujetan.

Y entonces se recurre (como con las habitaciones de algunos hoteles de Japón) a fijaciones que ocupan poco espacio en el hueso. ¡Cuerdas! Cuerdas con poca sección de superficie que se insertan profundamente en el músculo mediante uno de los dos extremos y que usan el otro extremo para fijarse intensamente al hueso en zonas especialmente rugosas que permite una mayor superficie de contacto (ver figuras 1 y 2 del anterior artículo).

¡Atención!. Pero no sólo se pueden fijar al hueso. Hay tendones en las rodillas, concretamente los de los meniscos (ligamentos fijadores de los meniscos), que por un lado se fijan al hueso y por otro se fijan a una pieza de cartílago, el propio menisco, para inmovilizarlo y permitir que los extremos del hueso fémur descansen en ellos (en los meniscos) como si se tratasen de almohadillas.

Viendo el dibujo siguiente de una pierna derecha vista desde delante os podréis situar y aclarar sobre las estructuras de las que os hablo:


Levantamos la rótula y veremos mejor los meniscos:



Al quitar la rótula se ven todos estos ligamentos (faltan los ligamentos laterales de la rodilla y los del peroné que, para este caso, no interesan).

Ahora, si diésemos un corte paralelo al suelo con un cuchillo al nivel de los meniscos veríamos desde arriba las siguientes estructuras (lo de espalda y nariz lo pongo para que os situéis de forma que sepáis como se coloca la persona):


ESPALDA
NARIZ

Como veis, los meniscos están fijados al hueso a través de ligamentos y evitan que estas estructuras se desplacen a los lados y los extremos de los huesos rocen entre sí. ¡No sólo los músculos tienen tendones!.

Llegados a este punto hay que “separar churras de merinas”. Hemos dicho que tendones y ligamentos son técnicamente lo mismo, es decir, su estructura, la materia de la que están hechos es la misma. Y entonces ¿cuál es la diferencia entre ellos?.

Los tendones van enganchados a los músculos mientras que los ligamentos unen estructuras que no son músculos (hueso con hueso, hueso con cartílago) y actúan como inmovilizadores, fijadores de estructuras, en lugar de como elementos de tracción de los músculos.

¿Sufren lesiones? Y ¿qué pasa entonces?


Nos centraremos en tendones y ligamentos más que en los tejidos de envoltura, puntualizando que aún teniendo una enorme resistencia, los tendones no están exentos de lesiones. Tensiones y estiramientos bruscos, cuando no han sido sometidos a un previo calentamiento, pueden ocasionar microrroturas en su estructura, es decir, que algunos de los haces de las microgomitas o algunas de las microgomitas de colágeno se rompan.

Las lesiones de ligamentos se llaman esguinces, y luxaciones si el grado de lesión es mayor. Las de los tendones son las tendinitis.

Estas lesiones suelen ser dolorosas pero lo normal es que sólo se produzcan desgarros parciales. Es rara la rotura total de todo el tendón o el ligamento y, en esos casos se ocasiona un desequilibrio muscular en la posición y que los músculos que llamamos antagonistas (consultad el artículo anterior), al no tener oposición, actúen.

Esto se traduce en que, si el músculo A con el tendón A’, realiza un movimiento de aproximación de la mano derecha al hombro derecho (figura 1), su músculo antagonista B (que se encuentra en el lado opuesto) con el tendón B’ se encarga de alejar la mano derecha del hombro derecho. Cuando se rompa el tendón A’ (figura 2), la mano derecha siempre estará alejada del hombro derecho, sin poder aproximarse nunca, estirada por la acción del músculo B, hasta se repare el entuerto.


Figura 1



Figura 2

La ventaja de este tipo de tejido es que, si se inmoviliza al principio, tras la lesión, durante unos 6-8 días y posteriormente se realiza una buena recuperación, el organismo puede rehacerlo con mucha facilidad, permitiendo que la lesión casi desaparezca.

La desventaja es que los tendones siempre están sometidos a una gran tensión provocada por la contracción de los músculos por lo que, si se rompen totalmente, se necesita una operación quirúrgica (y un par de buenos brazos) para aproximar los extremos rotos y poder coserlos entre sí hasta que se unan. Y luego, un tiempo en dique seco hasta que se suelden, con una recuperación lenta y bastante dolorosa (tiempo suficiente para invertirlo en elucubrar inteligentemente una ficticia batallita que justifique dicha lesión, en caso de que la realidad nos sea poco favorable) .

¿Cómo podemos evitar estas lesiones?


El principio básico es una adecuada preparación al ejercicio. Por ello les son aplicables los consejos que cité en el anterior artículo:

- Calentar el músculo o músculos antes de hacer cualquier tipo de disciplina y procurar estirar los músculos utilizados tras la sesión deportiva. Esto significa que debemos hacer calentamiento antes del ejercicio durante aproximadamente 5-15 minutos y estiramiento tras él, según el tiempo que hayamos invertido en el ejercicio.

- Evitar hacer deporte a pleno rendimiento en situaciones de cansancio, falta de sueño, fatiga muscular o estrés.

- Respetar los periodos de descanso necesarios entre ejercicios y diarios .

- No encarar esfuerzos que sean muy superiores a vuestra capacidad física (cuidadito con el “Pues yo más”. Tener un poco de sesera nunca viene mal).

- En competición o en situaciones de máxima exigencia al cuerpo, iniciar los ejercicios progresivamente.

-.Otra forma de invertir en buen funcionamiento es el estiramiento de grupos musculares varias veces por semana (mínimo 3 veces) para mantener una adecuada longitud de las fibras musculares y de los tendones, mediante un programa semanal de ejercicios (ya os dije que, si no se estiran los músculos tras hacer ejercicio, pueden perder parte de su longitud inicial con el paso del tiempo, lo que obligaría a los tendones que están vinculados a ellos a permanecer en mayor tensión durante el día. Nosotros lo notaríamos con una sensación de cansancio y un aumento de la disposición del cuerpo para tener contracturas musculares).

- Si mientras se está haciendo ejercicio o elasticidad se advierten dolores o molestias crecientes en intensidad en zonas donde hay ligamentos o tendones es mejor parar y relajar la musculatura que interviene. (Seseeeeraaa)

- Una prevención contra las roturas es recibir masajes en los grupos musculares mas trabajados de forma periódica (preferiblemente 2 veces al mes; ya, ya sé que eso es excesivo para la mayoría de nosotros, pero sería aconsejable).

Artículo elaborado y cedido por mi Sihing Carlos Lopez Díaz de Durana

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