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lunes, 23 de noviembre de 2009

LAS AGUJETAS


El dolor es uno de los síntomas específicos de las agujetas. Estas molestias aparecen generalmente en individuos no entrenados cuando comienzan a practicar algún deporte, al reintegrarse a la práctica deportiva después de un período de inactividad, al pasar de un entrenamiento suave a uno intenso o después de un esfuerzo de intensidad no habitual. Por lo general, se producen pasadas unas horas después del ejercicio.

MITOS Y REALIDADES

Las agujetas son una sensación que se produce cuando se mueven los músculos, parecido a los pinchazos de unas agujas. La teoría más conocida sobre su formación es la que dice que se producen por el exceso del ácido láctico que se libera normalmente durante el ejercicio. Al enfriarse el músculo tras el entrenamiento, el ácido láctico solidifica y cristaliza, y los cristales se clavan "como agujas" en las fibras musculares. Debido al hecho de que el ejercicio hace disminuir el dolor se creía que el calor producido por el músculo hacía que los cristales se deshicieran. Una teoría muy extendida, pero falsa.
En realidad, las agujetas surgen como consecuencia del sobreesfuerzo de la musculatura, lo cual provoca micro roturas de las fibras musculares, dando lugar a la inflamación del músculo afectado. Es la propia inflamación la que provoca el dolor, que suele llegar a su punto álgido entre las 24 y 48 horas del ejercicio desmesurado. El dolor que aparece atiende a dos razones: bien porque la fibra muscular es débil y no es capaz de sostener el nivel de ejercicio, o bien porque se realiza un trabajo muscular cuando se está desentrenado y la fibra no es capaz de soportarlo.
Las zonas más afectadas por este dolor son las uniones musculares y los tendones cerca de las articulaciones, puesto que es en la zona músculo-tendinosa donde existen más fibras musculares débiles y más tensión. Las agujetas acaban con las fibras débiles, y las que consiguen aguantar la presión se hacen más fuertes.

¿AGUA CON AZUCAR Y BICARBONATO?

El bicarbonato o el agua con azúcar, dos remedios populares tan largamente usados para evitar o combatir las agujetas, pueden, en el mejor de los casos, ayudar a que quien las sufre se hidrate más, pero no alivia el dolor de las agujetas ni evita que se produzcan. El frío es un buen antídoto para bajar la inflamación y puesto que en las agujetas se produce este síntoma, a veces basta con echar agua fría, o bien sumergir la articulación o la zona debilitada en una palangana con agua y algo de hielo.
Por consiguiente, para la recuperación de las agujetas la única prevención es la práctica de ejercicio regular y gradual, la aplicación de frío en la zona afectada, sin olvidar que una dieta equilibrada y una buena hidratación debe acompañar a cualquier práctica deportiva.


¿SE PUEDEN EVITAR?

Las agujetas son parte de un proceso de adaptación muscular, y lo único que se puede hacer para evitarlas es hacer ejercicio progresivamente. Si no se está en forma, hay que evitar que las primeras sesiones de entrenamiento o de actividad física sean muy intensas, y en general, no aumentar bruscamente la intensidad del ejercicio. Cuando un deportista baja su nivel de entrenamiento, muchas fibras musculares se atrofian, cuando comienza el entrenamiento las partes más débiles se rompen y se hace una selección de las mejores.

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