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miércoles, 28 de agosto de 2013

APRENDIENDO A MEDITAR

A continuación os ofrecemos un artículo escrito por el GM Wong Doc Fai hace mas de una década y que nos habla de la importancia de la meditación, tanto para mejorar la salud como para desarrollar el "chi", dentro de las artes marciales chinas.

Cada vez más gente, incluyendo a los que no son artistas marciales, están empezando a descubrir los beneficios del qi gong (chi kung), un tipo de entrenamiento que desarrolla la energía interna y la fuerza. No sólo mejora las habilidades marciales, si no que el desarrollo del “qi” promueve una vida más larga y saludable.
El interés en el qi gong es tan grande en los Estados Unidos que muchos maestros de China han venido aquí a enseñar sus artes, la mayoría enfocadas en una forma pasiva de meditación llamada “zhan zhuang”.
SIFU JAVIER MARCOS, MEDITACIÓN ZHAN ZHUANG
Tanto si aprendes qi gong para la salud o por razones marciales, debes hacer meditación de pie, la cual se practica de veinte minutos a una hora. Dado que los resultados de la “zhan zhuang” no se ven inmediatamente, algunas personas piensan que están perdiendo el tiempo. Sin embargo, se ha probado su éxito como entrenamiento marcial en sistemas internos como el hsing-I, pa-kwa y tai chi. Los Grandes Maestros de estos conocidos estilos trabajan la zhan zhuang como la base de su entrenamiento, y la mayoría la practica hasta su muerte. Puede que no siempre tuvieran tiempo para trabajar formas y posiciones, pero siempre encontraban el tiempo necesario para hacer meditación de pie. Y las razones eran sencillas, lo hacían para mantenerse jóvenes y saludables mientras retenían el poder y la energía de las artes marciales.                   
Además, dado que las piernas son la base del poder de las artes marciales, la meditación Zhan Zhuang se usaba para desarrollar y fortalecer la parte inferior del cuerpo. Siempre se practicaba con las rodillas dobladas. Los antiguos maestros creían que con una mínima cantidad diaria de meditación de pie, mantendrían su salud y su fuerza.
Si practicaban lo máximo posible, incluso con una edad avanzada, seguirían progresando en el desarrollo del qi.
Uno de los maestros más importantes fue Wang Xiang Zhai, puede que el gran maestro de hsing-I más conocido. Convirtiendo el entrenamiento del qi gong en un arte marcial, con él más pequeño toque o encuentro físico, podía mandar al oponente volando al otro lado de la habitación.
Aunque lleva muerto muchos años, su segunda y tercera generación de estudiantes todavía poseen el mismo inusual poder para pelear.
Dentro del famoso estilo de tai chi de la familia Yang, grandes maestros como Yang Shou-Hou y Yang Cheng-Fu, cuya fuerza interna era muy conocida en China, también practicaron su propia manera de zhan zhuang como base diaria. Incluso hoy, estudiantes que han aprendido de los mejores discípulos de estos maestros pueden demostrar la misma fuerza y habilidad.
Aquellos que poseen tal fuerza y poder, conocen el valor de la meditación de pie.
De acuerdo con mi investigación con los practicantes más veteranos de China, los estudiantes empezaban practicando meditación de pie antes de aprender formas. Las práctica de las formas sólo venía después de que ellos hubieran construido su energía interna. Hoy en día hacemos muchas formas y muy poco zhan zhuang en el entrenamiento del tai chi porque las formas son más interesantes y estimulantes para el público. Sin embargo, los practicantes serios de tai chi deberían siempre volver a las bases, trabajando la meditación de pie tanto como las formas, para eso tienen que tener el profesor adecuado que tenga un conocimiento sólido de las bases.
Además del tai chi, hsing-I y pa-kwa, la mayoría de los estilos de kung fu del norte practican formas similares de meditación de pie.
Los estilos del sur también tienen sus versiones para practicar meditación estática interna y externa. Durante los seis primeros meses de entrenamiento de choy li fut, me obligaron a permanecer en caballo cuadrado, incrementando gradualmente el tiempo de media hora a dos horas. Esto era la secuencia entera, posición por posición, de la primera forma básica del choy li fut, las cinco ruedas del caballo.
POSICIÓN DE CABALLO CUADRADO
CABALLO CUADRADO, OTRA POSICIÓN


















Mi profesor por aquella época, Lau Bun, decía que los buenos artistas marciales siempre empiezan su entrenamiento con la meditación en caballo cuadrado. La mayoría de los otros estilos de kung fu también practican el entrenamiento en caballo cuadrado. Al principio lo hacíamos principalmente porque el maestro nos decía que lo hiciéramos, de otra manera, el sencillamente no te enseñaba nada más. Ahora me doy cuenta y veo el valor de aquel entrenamiento extenuante.   
La gente hoy piensa que es una perdida de tiempo mantener el doloroso entrenamiento en caballo cuadrado. La idea es saltarse esas bases, empezar a aprender formas lo antes posible y de ahí ir directo a combatir. Comparando los artistas marciales modernos con la gente de ayer, veo una gran diferencia en fuerza y poder.
En los viejos tiempos los artistas eran fuertes, sólidos y bien equilibrados desde el principio.
Hoy en día, dado que la gente sólo trabaja las formas por la velocidad y elegancia, su fuerza de manos y pies es mucho más débil.
Después de enseñar durante los pasados diez años, me he encontrado con que los estudiantes con auténtico poder penetrante practican o meditación en caballo cuadrado, zhan zhuang o los dos.
Igual que el zhan zhuang en los sistemas del norte, el entrenamiento en caballo cuadrado en las artes marciales del sur desarrolla las piernas y la fuerza interna. Permaneciendo durante largo tiempo en una posición baja, te ves obligado a relajar los músculos y la mente, y de forma natural desarrollas el qi y la fuerza interna.
Cuando el chi se desarrolla, tu cuerpo se relaja y se vuelve más conectado físicamente con este para permitir a la fuerza fluir sin interrupción hacia tu puñetazo o tu patada. Si pasas tiempo trabajando tu caballo cuadrado, verás los beneficios.

NDT: Las fotos de este artículo no se encuentran en el artículo original y han sido introducidas para una mejor explicación.


martes, 20 de agosto de 2013

CRÓNICA DEL VIAJE A CHINA, 4ª PARTE



ENSAYO EN LA ÓPERA
MUÑECO DE LA ÓPERA
Los demás días que pasamos en FoShan transcurrieron rápido,  como en un sueño, ya más relajados nos dedicamos a entrenar la forma en profundidad, a aprender bien cómo manejar el palo, en mi caso a tratar de recordar los movimientos y en el de Rubén a hacerla rápido y fuerte como todos lo hacen allí. También aprovechamos para disfrutar más del parque, para ir varias veces al edificio de la Opera Cantonesa, donde ya nos saludaban, para conocer mejor al resto de personas que pasaban todos los días por el templo, para probar la comida de la zona y en una palabra, para disfrutar y exprimir al máximo esta experiencia increíble.

PARQUE DE BAMBÚ
Es realmente difícil relatar en una pequeña crónica todo lo que vivimos allí, no puedo acabarla sin contar, por ejemplo, el día que conocimos al sifu Wong Zhen Jiang, el otro maestro, junto con He Chao Hua máximo responsable de la escuela de Foshan, un hombre risueño y lleno de vitalidad que con sólo un saludo nos demostró lo que es el Fa-Jin, cuando compramos las camisetas para el Sifu y los compañeros de Dragón Blanco, tratando de entendernos con las tallas y que acabó con el Maestro He y la Maestra Zhou, mujer de armas tomar, midiéndome la espalda
EL ALTAR, CON NUESTRO RAMO
para averiguar que camiseta me daban, el día que llevamos un precioso ramo de flores al altar, antes de empezar la clase, y Sifu He nos correspondió entregándonos incienso para ponerlo de ofrenda, allí, en el mismo altar donde habrían estado el GM Hu Yuen Chow, Chan Ngau Sing, el sucesor de Jeong Gim y el Gm Lau Bun (para mí, el momento más emotivo de todo el viaje), el día que conocimos a otro alumno de Sifu He, de la misma edad que Rubén, que hablaba inglés perfectamente y con el que hubo un poco de competición sana de “yo hago una forma, tú haces una forma” o el día que el Sifu me llevó donde los maestros antepasados para explicarme quien era su padre, uno de los maestros más importantes de toda la historia del linaje… Esto fue muy especial para mí, primero porque me pareció un gesto entrañable sin ser en absoluto edulcorado y segundo porque me di cuenta de que hay muchos grandísimos maestros por ahí, pero difícilmente tendremos la oportunidad de conocer a alguien cuyas raíces sean tan puras y cuya vida haya estado ligada desde siempre a la esencia del Choy li fut como lo está Sifu He Chao Hua.

SIFU LIU Y UN ALUMNO DE SIFU HE
REPASANDO CON SIFU HE

 Lamentablemente, todo llega a su fin, y hubo que despedirse, antes de esto, Sifu He le hizo un gran regalo a Rubén, por su esfuerzo titánico, le regaló uno de los palos con los que habíamos entrenado, para poder seguir practicando aquí, este palo lo trajo, además, específicamente para él, el Maestro Zhang, un amigo suyo, también experto en Choy Li Fut, que estuvo todos los días por allí observándonos con su gran sonrisa, se lo lijó y dejó perfecto para evitar cortes. Y así, con la promesa de volver y de escribirle, Sifu He se marchó y nos dejó en el templo para que pudiéramos despedirnos y marchar para Guangzhou.
ÚLTIMOS DÍA EN FOSHAN, ENTRENANDO EL SABLE
En poco más de dos días estábamos de nuevo en Hong Kong, nos habíamos guardado el último domingo allí para poder ir al Kung Fu Corner, la mítica exhibición de kung fu que se hace todas las semanas en Kowloon Park, uno tras otro fuimos viendo participantes de yang tai chi chuan, win chun, chen tai chi chuan, estilo de la mantis y para alegría nuestra, una escuela de Choy Li Fut.

 
 VIDEO RESUMEN, SOBRE TODO DE CHOY LI FUT,  DE LO QUE VIMOS EN EL KUNG FU CORNER

Empezamos a hablar con uno de los participantes de tai chi (habíamos vuelto a
Hong Kong y por lo tanto a poder comunicarnos en inglés), Rubén le dijo que hacíamos Choy Li fut… y de pronto sin saber cómo, cuando el kung fu corner acabó, nos vimos rodeados de maestros curiosos que venían a preguntarnos y a interesarse, entre ellos estaba el Sifu de Choy li fut de la exhibición, un hombre sonriente de fuerza poderosa, el Tai Sifu, que era lo que para mí debería ser un gran maestro siempre, era un hombre de edad avanzada aunque nadie lo diría, delgado, elegante, amable pero serio, con una técnica tan depurada como sólo puede tenerla quien lleva décadas y décadas entrenando en el corazón mismo de las artes marciales.
SIFU LI Y SUS AMIGOS
Pero además de estos maestros, había otro, Sifu Li Chiu, también de Choy Li fut, en aquel momento pensaba que después de lo vivido en FoShan difícilmente iba a impresionarme de nuevo, pero lo cierto es que no hay adjetivos para describir la fuerza, la alegría, la pasión desbordante, contagiosa, la sonrisa, la rapidez y fluidez de movimientos y la magia desbordante del Sr Li.
Eran las 4, y una vez más sin comer, cuando conocimos a Sifu Li, nos dieron allí las 6 y jamás dos horas se me han pasado tan rápido. No sé cómo pasó pero acabamos allí hablando y riendo con él y sus amigos, que venían todos del kung fu corner y cada uno hacía un arte marcial. Rubén y Sifu Li conectaron desde el primer momento en el que le pidieron a Rubén que demostrase su choy li fut.

Con un método curioso de traducción pues Sifu Li hablaba en chino a uno de sus amigos, que me hablaba a mí en inglés y yo a Rubén en español, fuimos manteniendo una conversación, para empezar, su primer maestro había sido Chan Yiu Chi (Rubén creo que aun no ha cerrado la boca tras oír esto), por lo que a Chen Yong Fa le llamaba su “Shidi”, hermano pequeño de escuela, después había estado largo tiempo con el GM Wong Gong, por lo que también llamaba Shidi al GM Wong Doc Fai, ambos son más jóvenes que él, aunque por su forma de moverse y su vitalidad nadie le echaría más de 50 años.
Le estuvimos contando que veníamos de FoShan, nos dijo que conocía al Sifu He y nos enseñó su móvil en el que en un apartado ponía “Foshan” y uno tras otro el nombre de todos los maestros. Increible.
Pero no tanto como su Choy li fut, en un momento montó allí mismo una clase improvisada, era tan rápido que sólo podíamos ver el final del movimiento y avanzaba de tal forma que Rubén sólo podía retroceder poniendo los cinco sentidos si quería esquivarle.
Aquellas fueron unas horas mágicas, pues todos los amigos de Sifu Li eran igualmente encantadores, nos enseñaron fotos, nos hicieron formas... ¡hasta bailamos!, me reí tanto que olvidé el terrible calor y el hambre, sólo siento que la única tarjeta que nos llevamos fue la de Sifu Li, quien, cúmulo de sorpresas, resultó ser además director de cine en Hong Kong.
Nos enseñó su tarjeta de miembro de la asociación de Cine de Hong Kong, la misma de Jackie Chan o Bruce Lee, era para no creérselo, pero cierto.
Nos despedimos de todos con la promesa también de escribir, y Li Chiu con la promesa a Rubén de que si podía le cogería para aparecer en una película allí, ¿podrá ser esto verdad? ¿será demasiado complicado? Es difícil de saber, pero de momento puedo decir que más o menos cada semana o dos semanas nos escribe, así que quien sabe, la película no sé, pero seguir en contacto con él y volver a verle en cuanto se pueda, eso es algo seguro.

PEQUEÑA MUESTRA DE LO QUE FUE ENTRENAR CON SIFU LI CHIU Y SUS AMIGOS

Y así termina nuestra crónica en China, al día siguiente cogimos el avión de vuelta a Madrid, con nuestros recuerdos, nuestros regalos y nuestros palos, muchas anécdotas se han quedado en el tintero, pero espero que la hayáis disfrutado, pues para nosotros siempre será un viaje inolvidable.


María Arias Antoranz


viernes, 16 de agosto de 2013

Estamos en Facebook - We are at Facebook

Hace una par de semanas abrimos nuestra página en facebook donde podréis encontrar noticias, vídeos y fotos de la Escuela Hung Sing Dragón Blanco y también podéis poneros en contacto con nosotros tanto en español como en inglés.

A few weeks ago we opened our Facebook page where you can find news, videos and photos of the Hung Sing Dragón Blanco Kwoon, you can also contact us either in english or spanish.

https://www.facebook.com/HungSingDragonBlanco





domingo, 11 de agosto de 2013

CRÓNICA DEL VIAJE A CHINA, 3ª PARTE

Por segundo día consecutivo cogimos el tren para ir a FoShan, a las 9 de la mañana llegamos de nuevo al parquecito donde estaba el Templo del Choy li fut, desando por fin poder verlo, fuimos atravesando las callejuelas y saludando a todos con los que habíamos hablado el día anterior hasta llegar a la puerta ¡abierta!.
Es difícil describir el momento, tras tantos años de práctica, la sensación de entrar en un lugar que  has visto tantas veces en vídeos que ya te parece que sea mentira… pero entramos, y ahí estaba, con el altar de los maestros antepasados en el centro, los leones, las banquetas, los armeros, las fotos de los maestros antepasados y presentes y las banderas de todas las escuelas de Hung Sing del mundo. Pero además, el Templo resultó ser también un museo, el vigilante, muy amable, nos invitó a ver el resto de estancias donde había desde documentos antiguos hasta las armas de los maestros antepasados, y ahí estuvimos, fotografiandolo todo, todavía sin creer que habíamos llegado hasta allí.

Como no veíamos al Sifu, le preguntamos al vigilante a qué hora venía y nos dijo que a las dos de la tarde, y que podíamos, mientras tanto, estar allí todo el rato que quisiéramos. Así que aprovechamos para escudriñar hasta el último rincón del Templo, para hacer todas los fotos y vídeos y sobre todo para guardar bien todas aquellas imágenes en la memoria.


Así pasamos el día en el parque haciendo tiempo hasta las dos, aprovechamos también para ver el otro gran edificio que había, el de la ópera cantonesa. Resultó que los vigilantes que se encargaban de abrir el Templo Hung Sing también se encargaban de la ópera y lo cierto es que a lo largo de los días entablamos una buena relación con ellos, que se portaron de maravilla con nosotros.
Paseando al lado del templo nos encontramos a la escuela de Hung Gar de Wong Fei Hung (de la cual habíamos visto la exhibición el día anterior) entrenando. Iban vestidos con los pantalones de la danza del León y, como ya nos parecía habitual allí, estaban en la calle, así que pudimos ver como entrenaban los movimientos, las posiciones y las acrobacias. Me pareció absolutamente increíble que el templo Hung Sing Choy li Fut y la escuela de Wong Fei Hung entrenaran a sólo una calle de distancia, pero eso es FoShan, ¡kung fu en cada esquina!.

Y llegaron las dos y llegó el Sifu, uno de los dos maestros más importantes de la rama de FoShan, Sifu He Chao Hua. Pocas veces en mi vida he estado tan nerviosa, ya sabía que estábamos allí porque tanto los vigilantes como la gente del parque se lo habían dicho, nos acercamos a presentarnos, sin saber bien cómo explicarme en chino, pero al menos quería que supiera que éramos practicantes de Choy li fut, que veníamos de España y que nos sentíamos muy honrados de conocerle. También le regalamos una botella de vino que llevábamos acarreando desde Zaragoza. El nos miraba con su cigarro en la mano y expresión seria pero muy amable y nos hacía preguntas en chino. Lamentablemente nuestro mandarín no daba más de sí… entonces, el Maestro He sacó su móvil del bolsillo, llamó a alguien y me lo pasó.
En un momento muy surrealista me encontré hablando con el sobrino de Sifu He en inglés, el cual me contó que su tío le había dicho que ya que estábamos allí, si queríamos entrenar, yo me quedé con la boca abierta pues desde que empecé a planear el viaje a China, me había dicho a mi misma que era posible llegar hasta los templos del Choy li fut, pero que de ninguna manera íbamos a conseguir entrenar allí con los grandes maestros, me lo dije miles de veces y es una opinión que en general todos los de la escuela compartíamos, estamos acostumbrados quizá a encontrarnos con mucha más dificultad en España, al “¿quién eres tú para entrenar conmigo?” a grandes desembolsos de dinero, a salas llenas con 50 o 60 personas en las que tienes suerte si el maestro te toca por un segundo (ojo, a veces se nota que el maestro que da el curso estaría encantado de explicarte más, pero la gran afluencia de gente y el tiempo lo impiden, otros, en cambio, parece que te tocan sólo si alguien hace mientras una foto…), pero lo que Sifu He hizo con nosotros, con tanta naturalidad y generosidad, para eso no estaba preparada.
Le dije a su sobrino que por supuesto queríamos entrenar, me preguntó qué queríamos hacer y yo le respondí con sinceridad que lo quisiera el maestro y el tiempo que quisiera estaría perfecto y darle las gracias sobre todo porque para nosotros era un sueño.

Y lo que quiso el Maestro también fue más de lo que esperábamos, porque tras un rato haciendo técnicas,
nos llevó donde estaban las armas y nos entregó un palo que nunca antes habíamos visto, era una caña de
"Dan Tiao"
bambú creemos que cortada por la mitad (o quizá cada caña diera para tres palos, es difícil de saber) de un grosor contundente y más o menos un metro y medio de altura. Y así, sin mediar palabra porque sólo entendíamos el vocabulario de kung fu, nos empezó a enseñar una preciosa forma tradicional de FoShan.
Sifu He Chao Hua
A continuación voy a narrar lo que fueron para nosotros los siguientes días, pero antes me gustaría contar un poco como fue la relación con el Sifu y como era él. Durante toda la semana estuvo entrenando con nosotros, todos los días, él sólo sin delegar en nadie, cada vez que intentábamos llevarle un regalo, él nos correspondía con otro y no quiero decir con esto que fuera un hombre fácil, es serio aunque sonríe mucho, y tremendamente chino, la tradición del Choy Li Fut y el linaje de Foshan le corren por las venas de una forma tan natural que lo que para nosotros es aprendido, para él es casi instinto. He pensado largo rato en como describirle y al final he encontrado una frase de Confucio que lo hace mucho mejor que yo "El Maestro era afable, aunque severo; tenía autoridad sin ser despótico; era digno, pero fácil de abordar”*.
Dicho esto, continúo, acabado nuestro primer día de entrenamiento (que no sabíamos si iba a ser el único), Sifu He me llevó hasta el calendario y señalándome el día siguiente me dijo “明天,两点” (ming tian, liang dian), es decir “mañana a las dos”, cada día, cuando acabábamos, repetía la misma operación, así que este momento de acompañarle hasta el calendario se convirtió casi en un ritual para mí.

Nos despedimos sin saber bien como dar las gracias y al día siguiente estábamos de nuevo en FoShan para seguir entrenando, Sifu He vino vestido con la camiseta de la escuela y pantalones de entrenar, nada más verlo supimos que iba a ser un día duro, lo primero, como todos los días, puso incienso en el altar, después se acercó a nosotros y nos regaló a cada uno un libro del 160 aniversario de la escuela de Foshan que atesoramos pues es una auténtica joya y ante todo un gran gesto del maestro.

Libro del 160 aniversario de FoShan
En la primera fila Sifu Wong y Sifu He

 Este fue un día muy especial, sobre todo para Rubén, pues el Sifu nos estuvo enseñando la forma de la que el día anterior habíamos aprendido apenas 5 o 6 movimientos, sin casi opción para repasar siguió agregando pasos y pasos, los hacíamos una vez con él, nos pedía que los repitiesemos y prácticamente ya pasábamos a los siguientes sin apenas repasar lo anterior. Llegó un punto para mí en el que ya no daba más de sí, soy incapaz de aprenderme una forma en una hora y si hubiera sido de mano vacía o con un arma conocida aun, pero aprender además a la vez a manejar un arma que tiene una dificultad considerable (por un lado es curva, por el otro plana, por un lado corta y por el otro no y muchísimas cosas más imposibles de explicar aquí) para mí y para la mayoría es misión imposible. Así que le dije al Sifu “我慢慢来” una expresión china que viene a querer decir que yo necesito aprender más despacito. Se rió mucho porque le hacía gracia que usara expresiones chinas, me dijo que estaba bien y siguió con Rubén.
He de decir, y los que lo conocen lo saben, que entre las cualidades de Rubén hay una que siempre nos deja a todos mudos y es la capacidad que tiene para memorizar una forma tras otra, sin mezclarlas, sin olvidarlas y encima a velocidad ultrasónica, pues bien, si alguna vez esto le ha sido útil, fue en Foshan con Sifu He.
Me di cuenta entonces de que era una especie de prueba, para ver hasta donde llegábamos, Rubén se dejó la piel ese día, esa hora, en la que se aprendió la forma entera y de paso, de vez, aprendió a manejar el palo. A todo esto cada vez había más gente en el templo, la vigilante, que ya nos tenía hasta cariño, un amigo del Sifu (que supimos el último día que también era maestro de Choy Li Fut), una Maestra, la única mujer de entre todos los maestros principales, que además se encargaba bastante de la organización, por lo que pudimos ver, y que tenía una fuerza tremenda, un par de visitantes del templo que se quedaron a mirar y para rematar, Sifu He llamó al fotógrafo ¡que también era maestro! para que le hiciese fotos a Rubén entrenando.

 La verdad, no sé cómo pudo aguantar toda esa presión y aprender la forma, pero lo hizo, el sifu se reía cada vez que le hacía repetirla y conseguía acabarla entera. He de decir, además, que en todos los días no nos corrigió ninguna posición, podía señalarnos que la mano era arriba o abajo, pero no nos cambió nada y esto es algo que hay que agradecer a nuestro Sifu y al entrenamiento que hacemos, como también hay que agradecerle que sea tan estricto con lo de hacer las formas con fuerza y con ganas y más de jóvenes, porque aparecer en FoShan haciendo las formas elegantes pero sin fluidez y garra, hubiera sido un desastre.


Al final de esa hora el maestro nos preparó una ceremonia del té, la forma tradicional de aceptación de un alumno, y se hizo unas fotos con nosotros, fue un gran momento y todo un honor, durante todo el tiempo que estuvimos allí tratamos de corresponderle con nuestro trabajo y con regalos, pero siempre que aparecíamos con algo, el llevaba otra cosa, así que aun hoy en día me siento en deuda con este grandísimo Sifu… (continuará)


     Aquí podeís ver un vídeo que es una pequeña muestra del
      entrenamiento con Sifu He Chao Hua

*NDA: CONFUCIO, ANALECTAS (7:38), Versión de Simon Leys