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sábado, 28 de febrero de 2015

CRÓNICA DEL VIAJE A CHINA (2014): 4ª PARTE

Esta cuarta y última parte de la crónica quiero dedicársela a la parte del viaje que me parece más importante, la relación que tuvimos con Sifu He Chao Hua.
En China las relaciones interpersonales tienen gran relevancia, reciben el nombre de “guanxi” (关系) y marcan el comportamiento y la forma de actuar de buena parte de la sociedad. En el caso de la relación con un Maestro, y más siendo tan tradicional como este, esto es todavía mucho más importante.
En todo momento quisimos demostrar, ya que a veces nuestro chino se quedaba muy corto, lo contentos que estábamos porque nos hubiera aceptado como alumnos. Esto sólo puede hacerse de dos maneras, con esfuerzo, que creo que es lo que más valora, y con otro tipo de detalles y actitudes con los que pienso que también acertamos bastante.
Aparte de llevarle los regalos, quisimos ser muy detallistas, pero, como bien me dijo mi profesora de chino, que es Taiwanesa y también muy tradicional, cuando estableces una relación con un chino en la que él ve que te esfuerzas al máximo, automáticamente él dice “yo también” y entras en un juego que es muy gratificante y a la vez muy curioso desde el punto de vista occidental.

A lo que me refiero es que, por ejemplo, si un canadiense apareciera aquí queriendo recibir unas clases particulares de jota, seguramente iría a alguna academia, pactarían un número de horas y un precio, pagaría, recibiría sus horas y ya está. En China no es así, es mucho más bonito pero también más agotador porque el lazo hace que el compromiso sea mucho más fuerte. Imagino a este supuesto canadiense diciendo al profesor de jota “mañana no vendré que me voy a ver el Moncayo”, sin mayores problemas, en cambio nosotros no podíamos hacer eso, no había museo, dolor de piernas o visita a otra ciudad que hubiera podido romper la cita que teníamos a las dos con el Maestro, no sólo por aprovechar el lujo de entrenar a solas con un maestro de estos que si salen de China (que no suelen) como mucho puedes entrenar con ellos un día en un curso entre 200 personas, sino por el compromiso adquirido de estar allí a esa hora, en realidad no, de estar allí antes de que él llegase, porque cuando iba y veía que ya estábamos preparados, estirando o repasando, su cara reflejaba aprobación.
Estirando para relajar los músculos
En este intento de ser detallistas y de demostrar la importancia de la relación para nosotros, se me ocurrió comprar unas botellas de dit ta you, sabíamos que el Maestro es conocido en Foshan por sus masajes y conocimientos de medicina, por lo que era un gran regalo para nuestros compañeros y para nosotros mismos y una forma también de agradarle, pensaba yo, apenas se lo dije, Sifu He salió del Templo, fue a su coche y volvió con una botellita del aceite que él mismo prepara, cuando le pregunté el precio, negó con la mano, que es el gesto que hace cuando no quiere oir hablar de dinero, así que ahí me quedé con la botella del mejor dit ta you que he visto en mi vida, encima regalo del Maestro que nos ponía aún más en deuda con él.

Otro día quisimos llevar flores al altar, como ya habíamos hecho el año anterior, compramos un ramo precioso y se lo dimos al maestro cuando llegó, entonces Sifu He me dio el jarrón y me dijo que fuera a llenarlo con agua. Esto fue para mí lo más trascendente del viaje, quizá quién lea esta crónica y nunca haya entrenado artes marciales chinas no sepa porqué, pero los que sí, sabrán que cualquiera puede recibir unas clases, aprender unas formas o practicar unas técnicas, pero sólo cuando tu maestro te pide algo que no tiene nada que ver con el entrenamiento como ordena los palos, encargate tú de contestar esta carta o limpia el altar se convierte realmente en tu maestro, porque te demuestra su confianza.
Nuestras flores en el altar de Jeong Yim
Así que muy orgullosa llené el jarrón y puse las flores nada menos que en el altar de Jeong Yim, y ya nos pusimos a entrenar, ese día el Sifu estaba pensativo, nos preguntó en qué hotel estábamos y cómo íbamos de un lado a otro, le dijimos que andando lo cual sorprendió mucho a todos, debe ser que los extranjeros van siempre en taxi…
El caso es que unos 10 o 15 minutos antes de lo habitual el maestro nos dijo que le acompañásemos así que lo hicimos, nos montamos en su coche y arrancamos hacia no sabíamos bien donde, porque no nos lo dijo, yo creía que nos llevaba al hotel antes de irse él a trabajar, pero no, nos llevó hasta su casa, más bien hasta un pequeño local que tiene debajo lleno de todas las cosas imaginables de kung fu y medicina china y una camilla para dar masajes. Nos indicó que esperásemos fuera y nos sacó unas sillas para que estuviésemos más cómodos esperando, nos quedamos mudos, sin saber que decir (ni cómo decirlo, que aun es peor). Luego Sifu He nos dio un masaje a cada uno con el aceite que prepara, que me dejó la piel ardiendo pero los músculos totalmente relajados, supongo que es lo que habría que hacer después de una sesión dura de entrenamiento pero como aquí vamos siempre corriendo pues no puede ser.

Después del masaje nos sentamos los tres a hablar un rato en el patio, conseguimos enterarnos bastante, aunque fue una pena no saber más chino porque el sifu es un hombre de pocas palabras y hay que aprovechar bien las que te dice. Total, que nos preguntó si teníamos prisa, le dijimos que no y nos quedamos allí esperando mientras atendía a otros pacientes que iban llegando, todos nos saludaban y nos preguntaban si estábamos con el Sifu (obvio porque los únicos occidentales que deben pisar ese barrio son los que vienen a verle a él de otras escuelas). Fue un momento increíble y yo lo único que podía pensar era que no había manera de compensarle por ello, no podíamos pagarle evidentemente, ni hacer mención, y a mí se me habían acabado ya las ideas, sólo nos quedaba entrenar a muerte la semana que faltaba aunque a esa altura a mí ya me dolían hasta las pestañas, menos mal que Rubén es garantía de resistencia.
Entrenando en el patio
Así pasaron los días y fuimos avanzando movimientos, cada vez había más gente en el templo a la hora que íbamos a entrenar, primero porque para gran alegría nuestra volvimos a ver al Sifu Zhang, con quien ya habíamos estado muchos días el año anterior y desde que se enteró que estábamos, vino todos los días a ver los progresos y se quedaba con nosotros después de que el Sifu He se hubiera ido. Este hombre es sin duda una de las personas más amables y risueñas que he conocido nunca, nos estuvo explicando linajes, nos enseñó la lista de las formas más importantes del Hung Sing Choy Li Fut, nos daba consejos para que las piernas nos dolieran menos y estaba encantado con nosotros en general y con Rubén y su kung fu en particular. Nos contó que desde pequeño había sido alumno del padre de Sifu He, al igual que Sifu Wong, lo cual creo que es una de las cosas que hace que estén todos tan unidos.
Además de Sifu Zhang, otro amigo del maestro se unió a vernos, vino un día por curiosidad, y ya todos, este amigo también hacía Choy Li Fut desde pequeño, con lo que yo me sentía muy abrumada por tener que entrenar allí con los tres observando, pero la verdad es que una vez el entrenamiento acababa, no podían ser más amables.

Uno de los días conseguimos por fin comprar las camisetas del templo que nuestros compañeros nos habían encargado, es muy gracioso porque ni Sifu He ni Sifu Wong tienen la llave del pequeño mostrador donde están las camisetas y hasta que no apareció la Maestra Zhou, como el año anterior, no pudimos comprarlas. Ese día se batió el record de expertos en Choy Li Fut por metro cuadrado ya que la Maestra vino con su marido que también es Maestro, Sifu Wong ya había llegado, Sifu He aun no se había ido y Sifu Zhang estaba así mismo por allí. Todos en la entrada del templo. Y yo en medio.


Aquí quiero narrar algo que me parece que define muy bien la personalidad de Sifu He, cuando Rubén hizo esta foto, yo pensaba que el Maestro ya se había ido, ya que eran las 3 y es muy puntual. Sin embargo no lo hizo, según me contó Rubén, se quedó detrás todo el rato mientras yo cogía las camisetas, vigilando que podía comprar todo lo que necesitaba y que todo estaba bien. Cuando lo tuve, se fue, pero sin decir nada, por lo que si Rubén no hubiera estado haciendo la foto, yo no hubiera sabido ni que estaba, y es que es una persona que no busca notoriedad, hace lo que tiene que hacer, y se marcha. La verdad es que cuando vi la foto me llegó al alma ver que estaba ahí detrás observando, me sentí muy cuidada.

Y así llegamos al final, de los días y del Kau Da, creía que no acababa nunca pero sí, el día que por fin la terminamos el Maestro se hizo la foto con nosotros, a fe que nos la habíamos ganado, y, una vez me hizo hacer la forma entera y sola, dio por acabado mi entrenamiento. Creo sinceramente que me gané el descanso porque no podía más.

Sin embargo a Rubén aun le siguió exigiendo, primero tuvo que hacer el palo (dan tiao) delante los otros maestros, no se si porque en comparación con el Kau Da es una forma corta y ligera o si los días entrenando se notaron, pero le salió bordada. Luego le hizo repetir el Kau Da con mancuernas en las manos y por último apareció con un muñeco especial para entrenar Choy Li Fut que se ve en el video que hice para la segunda crónica. En fin, pese a que le trajo sus propios guantes, acabó con las manos despellejadas y por la noche literalmente no podía ni sujetar los palillos.
 
















Puede que a quien no le gusten las artes marciales piense que vaya manera de sufrir a lo tonto, pero lo cierto es que fue una experiencia increíble. El último día antes de volver a Pekín pasamos mucho rato hablando con el Sifu y los otros maestros, creo que nuestra conversación más exitosa y larga en chino, aun no nos habíamos ido y ya nos estaban preguntando cuándo volvíamos.
Es difícil saber cuándo podrá ser, pero ya estamos haciendo cuentas y planes para volver nosotros y, lo que más me gustaría, para hacer un viaje con el resto la Escuela Dragón Blanco, es complicado, pero si algo he aprendido es que la voluntad mueve montañas.

Para leer las anteriores crónicas pinchar en los siguientes enlaces:
Crónica del viaje a China (2014), 1ª parte 
Crónica del viaje a China (2014), 2ª parte 
Crónica del viaje a China (2014), 3ª parte 

María Arias Antoranz 

miércoles, 18 de febrero de 2015

¡¡FELIZ AÑO NUEVO CHINO!! 恭喜发财!!


¡¡LA ESCUELA HUNG SING DRAGÓN BLANCO OS
        DESEA UN FELIZ AÑO NUEVO CHINO!!



Este año 2015 es el año de la cabra de madera, la cabra es un animal que para los chinos simboliza la belleza, la tranquilidad y la justicia. El año nuevo comienza el 19 de febrero y su celebración se prolonga a lo largo de quince días, provocando el mayor desplazamiento anual de viajeros a nivel mundial.

Aquí os dejamos un vídeo con la famosa canción "恭喜发财" (gong xi fa cai) que se canta por toda China estos días para desear un feliz año lleno de suerte, aviso ¡se pega!



Para saber más sobre el año nuevo chino podéis consultar estos artículos de nuestro blog:

Empieza el año del caballo de madera

Año nuevo chino 2010: llega el tigre




martes, 10 de febrero de 2015

DIOSES GUERREROS: "MENSHEN", LOS DIOSES DE LA PUERTA


Los Dioses de la Puerta (门神chino simplificado, 門神, chino tradicional, men shen en mandarín “pinyin”, mun jan en cantonés) son unos dioses de la mitología China que protegen los hogares de los malos espíritus y los visitantes no deseados.

Su origen se remonta a la Dinastía Tang, cuenta la historia que el emperador Tang Taizong había caído enfermo, se encontraba febril y delirante y por la noche tenía terribles visiones en las que le visitaban dos demonios malignos que danzaban en torno a su cama.
 Dos de sus guerreros más fuertes, Qin Shubao y Hu Jingde, se ofrecieron para vigilar la puerta de su habitación y que nadie le molestara, desde ese día, el emperador no volvió a tener visiones y empezó a recuperarse.
Cuando ya estaba completamente curado, los guerreros pudieron al fin descansar, pero el emperador ordenó que le pintasen dos retratos de ellos en la puerta para que los demonios no se atrevieran a volver.
 La gente, siguiendo el ejemplo del emperador, comenzó también a pintar la figura de los guerreros para que les protegieran.
Antiguos Men Shen pintados en la madera
Esta costumbre continuó extendiéndose, y hoy en día, se puede ver a los Dioses de la Puerta en todo tipo de umbrales, desde edificios antiguos, donde los Dioses miden unos tres metros y están bellísimamente pintados sobre la madera, a las puertas más humildes donde sencillamente colocan una lámina con su dibujo.
Los impresionantes Dioses de la Puerta de cinco metros de la Casa de la Familia Chen en Guangzhou
La imagen de los Men Shen varía mucho de un diseño a otro, pero se les puede reconocer por sus armas. Casi siempre llevan un arma de palo largo con una maza o un hacha en su extremo y a veces también llevan, en la otra mano, un arma corta que puede ser una espada o un palo de metal.
También se les puede representar con estas armas cortas en cada mano, pero esto es menos habitual.
Los Dioses de la Puerta portando armas cortas

También se les puede reconocer porque a Hu Jingde, se le representa casi siempre con la piel oscura. A su izquierda se encuentra Qu Shubao, quien tiene la piel clara.
Lámina de los Men Shen, Hu Jingde es el de piel oscura y a su izquierda Qu Shubao, de piel clara


Como curiosidad decir que a veces, no son estos dioses los que se encuentran custodiando las puertas en las casas de China, si no otros dioses guerreros también muy conocidos por su valor y fuerza, no son otros que Kuan Kung, el Dios por excelencia de las artes marciales, y Zhang Fei, ambos personajes del “Romance de los Tres Reinos” y que aparecen con frecuencia en la cultura china, son caracteres de la ópera, se les representa en la Danza del León y también se les coloca para proteger los hogares.
Estos dos guerreros son fáciles de reconocer porque Kuan Kung siempre lleva una larga barba y su característico Kuan-Do y Zhang Fei su conocida lanza.
Zhang Fei y Kuan Kung como dioses protectores

   
María Arias Antoranz

lunes, 2 de febrero de 2015

CRONICA DEL VIAJE A CHINA (2014): 3ª PARTE


Siguiendo las instrucciones de Sifu Wong por fin encontramos el Hung Sing Tong. Se trata de un centro, el primero dentro de su campo, que combina la enseñanza de los masajes y el choy li fut y que está dirigido íntegramente por Maestros del Hung Sing Kwoon.
Hay que decir que en Foshan todos los maestros de Choy Li Fut colaboran juntos dentro de una misma estructura, encabezada por Sifu Wong y Sifu He, en la que cada uno se encarga de unas labores, unos se ocupan del Templo y de las relaciones públicas, otros dan clase a los estudiantes de colegios e institutos y otros se ocupan del nuevo Hung Sing Tong.
Aparte de que el sitio es precioso, con su mini altar dedicado a Jeong Yim, su zona de descanso, su (impresionante) sala de entrenamiento y un buen montón de habitaciones destinadas a los masajes, la gente no pudo ser más amable con nosotros.


 Nos dijeron que podían cogernos en ese mismo momento, cosa que agradecí mucho porque me dolía todo, el masaje nos lo dieron dos estudiantes, y, sin embargo, fue uno de los mejores que me han dado, sólo comparable a otros recibidos también en China, y es que este es otro terreno en el que nos llevan un mundo, primero porque consideran la terapia manual una rama más de la medicina, y de las más importantes, segundo por el tremendo control de los puntos de presión que manejan, y tercero porque al ser practicantes de Choy Li Fut sabían exactamente dónde nos dolía, y la verdad es que nos reímos mucho y lo pasamos muy bien.
Lo que más ilusión me hizo fue que, cuando fuimos a pagar, uno de los chicos vino corriendo para que nos hicieran un descuento “choy li fut brothers” nos dijo, y así nos ahorramos el 18%.
El lugar nos gustó tanto que no tardamos en volver a por otro masaje y de paso compramos para nuestro Sifu y compañeros unos botes de Dit Ta You*, el aceite que usan para entrenar y dar masajes cuya receta tiene más de 160 años.

Al día siguiente era lunes, el único día que el templo cierra y por lo tanto nuestro único día de descanso, lo que nos vino muy bien porque desde el año anterior teníamos otra cita pendiente, esta vez con el director de cine y maestro de Choy Li Fut, Sifu Li Chiu.
Después de estar todo el año escribiéndose con Rubén, por fin pudimos concretar un día y una hora y así a la 13:00 del lunes nos encontramos con Sifu Li y su alumno Win Lot en el centro de Guangzhou.
Allí empezó lo que iba a ser un día terriblemente surrealista e interesante, primero nos llevaron a comer a un precioso restaurante de varias plantas donde había quedado con unos amigos suyos así que nos vimos en medio de una comida con Sifu Li y su alumno, y otros dos maestros de Choy Li Fut que iban uno con su mujer y otro con su hijo, todo muy tradicional por lo que decidimos no movernos hasta que no lo hicieran los demás. La verdad que fue una gran experiencia, la comida estaba buenísima y todos fueron muy atentos con nosotros, menos mal que se nos había ocurrido llevarle una botella de vino español al maestro, porque en China es de muy mala educación aparecer sin nada. Total, que nos bebimos la botella allí mismo, hablando medio en chino, medio en inglés, Sifu Li nos contó historias de su vida, como cuando se fue nadando de China continental a Hong Kong, como había sido entrenar con Chan Yiu Chi y que estaba preparando una nueva película sobre Choy Li Fut en King Mui (de la que ya hemos visto alguna imagen).
La película que Sifu Li está rodando en King Mui
Para mí, lo mejor de la comida fue conocer a los amigos del maestro y, sobretodo, observar el comportamiento, tan tradicional, en la mesa, por ejemplo, a la hora de servir el té, el hijo de uno de los maestros sirvió primero a Sifu Li, por ser el mayor, después su padre le indicó que nos sirviese a nosotros, por ser los invitados, luego a los otros maestros (antes a la mujer que al marido) y finalmente a los más jóvenes. También observamos como golpean tres veces con los dedos cuando les sirven té, cosa que significa “gracias” debido a un antiguo relato atribuido al emperador Qian Long.**

Después de esto yo pensaba que quizá nos despediríamos pero Sifu Li nos preguntó si teníamos con quien cenar y al decir que no, pidió un taxi y con él y su alumno fuimos a casa de otro amigo de quien nos dijo que era como un hermano.
A lo largo de toda la tarde, mientras iban llegando más invitados y se iba preparando la cena, Sifu Li estuvo entrenando con Rubén y Win Lot, gracias a la mezcla entre chino e inglés aprendimos y afianzamos algunos conceptos que más o menos habíamos ya intuido, la verdad es que la fuerza y la energía que transmite este hombre, a sus 70 años, es increíble y sólo cuando repite y explica un movimiento se puede llegar a medio ver lo que en realidad te quiere decir.


                                                                          
En este video se puede ver una pequeña parte del entrenamiento vespertino en casa de los amigos de Lee Chiu, en el que el maestro le explica a Rubén como se genera la fuerza en el Choy Li Fut y cómo se conecta el cuerpo, y también una pequeña parte de la forma “El corazón de Pa-Kua” que Rubén ya se sabía pero resultó muy interesante ver cómo encadenaban los movimientos Sifu Li y Win Lot, quien, he de decir, aparte de ser un encanto de persona, hace un Choy Li Fut envidiable, fluído y relajado, fiel reflejo de su Sifu.

Lo que hablamos con el Maestro Li y uno de sus amigos, quien practicaba Wing Chun desde niño y que hablaba un inglés perfecto, es que en China piensan que, en general, en el resto del mundo los maestros que se ven, no dominan por entero el sistema que practican. Es muy curioso porque a veces aquí pensamos que por el hecho de que muchos grandes maestros de kung fu se fueron de su país, nosotros tenemos tan buen nivel como ellos, incluso he llegado a oír que mejor. Pues bien, esto es un error que tiene su base en un par de puntos, primero, aunque es cierto que hay muchos grandes maestros que se marcharon en su día de China (aunque por cada uno que se fue, diez se quedaron), estos raramente transmiten todo lo que saben a los no chinos, hay casos en que sí, pero son excepciones, y cualquiera que haya entrenado con ellos a no ser que tenga el ego del tamaño de un piano de cola y se crea que lo sabe todo, se da cuenta de que hay una parte del conocimiento al que es muy difícil acceder y que sólo enseñan a unas determinadas personas en pocas ocasiones.
La segunda razón por la que opinan que el kung fu en general se devalúa fuera de China, es por su expansión indiscriminada, este amigo decía que lo que veía por ahí era una versión tremendamente incompleta del Wing Chun, como consecuencia del boom que produjeron Bruce Lee e Ip Man, y creen que al Choy Li Fut le está pasando lo mismo, en occidente todo el mundo cree que puede ser maestro, todo el mundo quiere dar clases, son gente que sabe el 80% de lo que sabía su maestro y que a su vez entrenan a estudiantes que no sabrán ni la mitad, y así sucesivamente, se exige poco a los alumnos para que no se aburran, se dan cinturones con la idea de que cualquiera puede llegar a nivel de negro y al final, lo que ellos ven, me decían, es gente que dice que hace Choy Li Fut, que sabe formas de Choy Li Fut, que sabe algo de la historia del Choy Li Fut pero que no lo comprenden en su totalidad “No understand Choy Li Fat” decía Sifu Li en su particular inglés.
Me preguntaba yo entonces si era buena o no la difusión del sistema, porque también hemos encontrado mucha gente que se siente orgullosa de que el Choy Li Fut se conozca tanto fuera de China. Lo que vinieron a decirme es que sí, se debe expandir, pero sólo con calidad. Esto confirma un poco lo que he pensado siempre, es mucho mejor que haya 8, 10 maestros buenos, pero buenos de verdad, que 35 de los cuales más de 20 son mediocres.
Por supuesto todo esto es algo general, claro que hay buenísimos maestros en occidente, los he visto por internet y los he visto en directo, son gente que ha estado 10 años o más entrenando 5 y 6 horas diarias con su maestro y con grandísimas cualidades, pero cuando te sientas en una mesa al lado de un señor de 70 años que entrenó con Chan Yiu Chi hasta la muerte de este y que prácticamente eres incapaz de seguir sus movimentos con la vista, te das cuenta que un poquito más de humildad no nos vendría mal por aquí.
La mesa con la comida ya preparada ¡y aun faltaban tres platos!
Al margen de esto, la noche fue muy divertida, estuvimos en total 10 personas, la comida espectacular y los amigos del Maestro fueron todos muy simpáticos y agradables, brindamos unas 50 veces y hasta nos cantaron alguna que otra canción. Lo mejor fue cuando Sifu Li nos invitó a acompañarle al día siguiente a King Mui para visitar el lugar y ver el comienzo del rodaje de su película, el problema era que ya habíamos quedado con Sifu He en Foshan, y claro, vaya dilema. La realidad es que el compromiso adquirido en Foshan era muy importante y aunque lo ideal hubiera sido poder ir a los dos lugares, tuvimos que decirle que esta vez no podía ser. Aun así el Maestro se mostró muy interesado en mantener en contacto sobre todo porque tiene ganas de seguir entrenando a Rubén, lo cual, la verdad es un gran honor ya que en estos momentos sólo tiene un alumno, Win Lot.
Esto me lleva a una última reflexión acerca de los Maestros de kung fu, maestro no es quien da clases, ni tampoco quien tiene un título (todos sabemos que algunos se consiguen “baratos”), Maestro es quien tiene Maestría, quien domina el Choy Li Fut.
Con esto nos despedimos de Sifu Li y de sus amigos, no sin llevarnos un montón de tarjetas de visita y teléfonos y prometiendo escribir y volver pronto.

Aquella noche llegamos muy tarde al hotel en Foshan, muy cansados pero contentos, y sabiendo que al día siguiente teníamos una cita como siempre a las dos en el Hung Sing Kwoon… (continuará)


* El "dit ta you" es un linimento con base de aceite que se usa tanto para dar masajes, como para endurecer y tratar los golpes, también existe otra variante, el "dit ta jow", con base de alcohol.

** Cuenta la historia que al emperador Qianlong le encantaba viajar por toda China, a menudo disfrazado, una vez se encontraba de viaje por el sur e invitó a sus acompañantes a beber su té favorito, el Longjing, sus acompañantes debían entonces hacerle tres reverencias agachados en el suelo, pero como el emperador iba de incógnito, no podían arrodillarse pues esto le delataría, así que en vez de hacer la reverencia de agradecimiento con el cuerpo, la hicieron con los dedos, doblándolos y golpeando tres veces la mesa. Este acto se convirtió en costumbre en el Sur y hoy en día en Cantón aun sigue haciéndose para dar las gracias.

Para leer la primera y segunda parte de la crónica pinchar en los siguientes enlaces:
Crónica del viaje a China (2014), 1ª parte 
Crónica del viaje a China (2014), 2ª parte