El blues es real y expone sentimientos profundos a través de sus melodías, no hay sonidos artificiales, ni frivolidad o interés en que sea un producto comercial agradable para todos.
Por su lado las peleas no son bonitas ni debe haber una intención de que lo sean, son feas y desarregladas. Esos encuentros elegantes en los que los chinos con traje derrotan con mucha calidad a los japoneses, sólo se ven en las películas o se escuchan en los relatos orales. Las verdaderas confrontaciones son antiestéticas, reinan los tironeos y los desequilibrios, a diferencia de las de los filmes, que son artísticas por demás. Por eso nos gusta observar un buen combate coreografiado en una película y no tanto una real pelea callejera, que es sumamente impactante y termina convirtiéndose en un suceso aburrido, a no ser que uno de los luchadores demuela al otro apenas comienza la pelea.
Las técnicas bonitas y la elegancia en extremo funcionan muy bien dentro de un salón de práctica, con un compañero o alumno que colabore ante nuestro requerimiento: "uno dos tres, te tiro, vos esquivás y me atacás y de acá yo te pego y después vos…". En la realidad todo es diferente, de a poco vamos a intentar enumerar los ítems que nos alejan de esa realidad.
Para ser un buen luchador en un estilo de Kung Fu se necesita un buen dominio sobre la forma, pero también es imperioso entrenar por separado el timming, la reacción, la distancia y el fortalecimiento; cuatro elementos fundamentales en un combate.
Los sistemas tradicionales tienen todos estos componentes, pero muchas veces los estilistas los omiten, sobrevalorando la práctica de las formas. Es tanto el tiempo dedicado a la perfección en el movimiento, que muchas veces la mente erróneamente nos indica que la única manera válida de pelear se parece a la gracia con la que nos movemos en la forma. Este tipo de pensamiento poco asertivo genera uno de los tantos eslabones perdidos en el Arte Marcial chino: el lograr encontrar la simpleza del movimiento entre la manera en que se presenta en la forma y la aplicación.
Sobre este tema se transcriben las opiniones de Liu Wan Fu, practicante de estilos internos y externos chinos, en un reportaje publicado por el Pa Kua journal de marzo de 1995: "no creo en esas historias de maestros usando técnicas limpias de las formas para ganar a sus oponentes, son sólo historias inventadas por sus alumnos… …muchos de los movimientos de las formas, especialmente en las de Ba Gua, no necesariamente tienen una aplicación directa en una pelea. Estas formas sirven para desarrollar determinadas fuerzas y principios del movimiento del cuerpo, pero que en el combate son muy lentos y complejos de usar. En una pelea hay que ser directo, tener reflejos rápidos, ser ágil y fuerte. Las formas son muy buenas para entrenar la fuerza de la cintura, la flexibilidad de las articulaciones, el fortalecimiento de las piernas y la agilidad en el movimiento. Para aprender a pelear con un estilo, uno tiene que aislar movimientos unitarios y entrenarlos de manera repetitiva, para poder aplicarlos directa y eficazmente".
Cuanta sensatez y franqueza en Liu Wan Fu, que usa lo que sirve y no habla de golpes prohibidos, ni toques mágicos que sólo son enseñados a puerta cerrada.
Muchos han quedado impactados al ver un conocido video que ha circulado por internet, de un señor que se defiende contra un grupo de manifestantes. No se ven técnicas raras, sólo un buen golpe muy bien colocado en una situación difícil para el defensor. También vemos que la situación es sumamente desarreglada y desprolija, pero el señor logra salir airoso del linchamiento. Este hombre usó lo simple, pero si hubiera elegido una técnica más complicada o si se hubiera preocupado por la elegancia de su postura probablemente habría terminado recibiendo una golpiza.
Con todo esto no queremos decir que no hay que entrenar formas, sino simplemente que es erróneo esperar que una pelea tenga estilo o una técnica limpia. La pelea habría que juzgarla no por su elegancia, sino por su efectividad. Muchas veces se critican las luchas con comentarios de tipo: "ganó, pero su técnica no fue estilística" o "está muy bien, pero no usó las técnicas de su forma…".
Ante este miedo de no ser lo suficientemente estilista, muchos artistas marciales intentan aplicar sus movimientos de manera rebuscada u original. La razón muchas veces es un convencimiento sincero de que esos movimientos son más efectivos, pero en general se basa en la vergüenza que muchos sienten al aplicar o usar un movimiento SIMPLE.
En el ámbito de la música es comparable con el guitarrista, que se avergüenza de usar pocas notas y llena sus solos con millones de adornos y guirnaldas sin sentido, por miedo a que piensen que su técnica es demasiado básica.
El buen Kung Fu es como el buen blues, que es un placer escucharlo en un bar, ejecutado con pocas notas puestas en el lugar adecuado.
¿De dónde viene este terrible síndrome de falta de simpleza en la ejecución? La razón principal es que se suele confundir AVANZADO CON DIFICIL. Pensamos que una técnica avanzada tiene que ser intrincada, rara y espectacular, pero en verdad una buena técnica avanzada es la más directa, simple y rápida. Cuando el enemigo pestañea, nosotros ya aterrizamos en su rostro con un simple golpe recto. LO AVANZADO NO ES EL MOVIMIENTO EN SI, SINO LA MANERA DE USARLO.
Las técnicas complicadas y en posturas raras son para educar y desarrollar el cuerpo para moverse de determinada manera, no son para usarlas. Los movimientos simples y directos SIEMPRE son más simples y directos.
Pensar en aplicar con éxito en una pelea real todos los complicados movimientos de manera elegante y con todas las cualidades con las que se presenta en una forma, es como pretender que un caracol sobreviva en una pista de baile.
Son muchos los obstáculos a los que se ve tentado erigir el estilista de Kung Fu: falta de simpleza, incomprensión del concepto que encierra un movimiento, aceptar que avanzado no es sinónimo de complicado y entender que la forma es un medio y no un fin. No son problemas propios del Kung Fu, la música sufre un problema similar que da como resultado miles de músicos que usan muchos recursos, sin poder llegar a transmitir lo que realmente se quiere transmitir (si es que alguien lo sabe…).
Cuando se deje de creer en los cuentos de hadas y en los movimientos lindos, se podrá empezar a APROVECHAR más el tiempo de práctica y será posible focalizar en algo concreto, que pueda ser aplicado.
El buen blues es simple, sale de adentro y a veces no suena limpio o elegante, la aplicación real y el uso del buen Kung Fu es igual.
Sifu Jerónimo Milo
Por su lado las peleas no son bonitas ni debe haber una intención de que lo sean, son feas y desarregladas. Esos encuentros elegantes en los que los chinos con traje derrotan con mucha calidad a los japoneses, sólo se ven en las películas o se escuchan en los relatos orales. Las verdaderas confrontaciones son antiestéticas, reinan los tironeos y los desequilibrios, a diferencia de las de los filmes, que son artísticas por demás. Por eso nos gusta observar un buen combate coreografiado en una película y no tanto una real pelea callejera, que es sumamente impactante y termina convirtiéndose en un suceso aburrido, a no ser que uno de los luchadores demuela al otro apenas comienza la pelea.
Las técnicas bonitas y la elegancia en extremo funcionan muy bien dentro de un salón de práctica, con un compañero o alumno que colabore ante nuestro requerimiento: "uno dos tres, te tiro, vos esquivás y me atacás y de acá yo te pego y después vos…". En la realidad todo es diferente, de a poco vamos a intentar enumerar los ítems que nos alejan de esa realidad.
Para ser un buen luchador en un estilo de Kung Fu se necesita un buen dominio sobre la forma, pero también es imperioso entrenar por separado el timming, la reacción, la distancia y el fortalecimiento; cuatro elementos fundamentales en un combate.
Los sistemas tradicionales tienen todos estos componentes, pero muchas veces los estilistas los omiten, sobrevalorando la práctica de las formas. Es tanto el tiempo dedicado a la perfección en el movimiento, que muchas veces la mente erróneamente nos indica que la única manera válida de pelear se parece a la gracia con la que nos movemos en la forma. Este tipo de pensamiento poco asertivo genera uno de los tantos eslabones perdidos en el Arte Marcial chino: el lograr encontrar la simpleza del movimiento entre la manera en que se presenta en la forma y la aplicación.
Sobre este tema se transcriben las opiniones de Liu Wan Fu, practicante de estilos internos y externos chinos, en un reportaje publicado por el Pa Kua journal de marzo de 1995: "no creo en esas historias de maestros usando técnicas limpias de las formas para ganar a sus oponentes, son sólo historias inventadas por sus alumnos… …muchos de los movimientos de las formas, especialmente en las de Ba Gua, no necesariamente tienen una aplicación directa en una pelea. Estas formas sirven para desarrollar determinadas fuerzas y principios del movimiento del cuerpo, pero que en el combate son muy lentos y complejos de usar. En una pelea hay que ser directo, tener reflejos rápidos, ser ágil y fuerte. Las formas son muy buenas para entrenar la fuerza de la cintura, la flexibilidad de las articulaciones, el fortalecimiento de las piernas y la agilidad en el movimiento. Para aprender a pelear con un estilo, uno tiene que aislar movimientos unitarios y entrenarlos de manera repetitiva, para poder aplicarlos directa y eficazmente".
Cuanta sensatez y franqueza en Liu Wan Fu, que usa lo que sirve y no habla de golpes prohibidos, ni toques mágicos que sólo son enseñados a puerta cerrada.
Muchos han quedado impactados al ver un conocido video que ha circulado por internet, de un señor que se defiende contra un grupo de manifestantes. No se ven técnicas raras, sólo un buen golpe muy bien colocado en una situación difícil para el defensor. También vemos que la situación es sumamente desarreglada y desprolija, pero el señor logra salir airoso del linchamiento. Este hombre usó lo simple, pero si hubiera elegido una técnica más complicada o si se hubiera preocupado por la elegancia de su postura probablemente habría terminado recibiendo una golpiza.
Con todo esto no queremos decir que no hay que entrenar formas, sino simplemente que es erróneo esperar que una pelea tenga estilo o una técnica limpia. La pelea habría que juzgarla no por su elegancia, sino por su efectividad. Muchas veces se critican las luchas con comentarios de tipo: "ganó, pero su técnica no fue estilística" o "está muy bien, pero no usó las técnicas de su forma…".
Ante este miedo de no ser lo suficientemente estilista, muchos artistas marciales intentan aplicar sus movimientos de manera rebuscada u original. La razón muchas veces es un convencimiento sincero de que esos movimientos son más efectivos, pero en general se basa en la vergüenza que muchos sienten al aplicar o usar un movimiento SIMPLE.
En el ámbito de la música es comparable con el guitarrista, que se avergüenza de usar pocas notas y llena sus solos con millones de adornos y guirnaldas sin sentido, por miedo a que piensen que su técnica es demasiado básica.
El buen Kung Fu es como el buen blues, que es un placer escucharlo en un bar, ejecutado con pocas notas puestas en el lugar adecuado.
¿De dónde viene este terrible síndrome de falta de simpleza en la ejecución? La razón principal es que se suele confundir AVANZADO CON DIFICIL. Pensamos que una técnica avanzada tiene que ser intrincada, rara y espectacular, pero en verdad una buena técnica avanzada es la más directa, simple y rápida. Cuando el enemigo pestañea, nosotros ya aterrizamos en su rostro con un simple golpe recto. LO AVANZADO NO ES EL MOVIMIENTO EN SI, SINO LA MANERA DE USARLO.
Las técnicas complicadas y en posturas raras son para educar y desarrollar el cuerpo para moverse de determinada manera, no son para usarlas. Los movimientos simples y directos SIEMPRE son más simples y directos.
Pensar en aplicar con éxito en una pelea real todos los complicados movimientos de manera elegante y con todas las cualidades con las que se presenta en una forma, es como pretender que un caracol sobreviva en una pista de baile.
Son muchos los obstáculos a los que se ve tentado erigir el estilista de Kung Fu: falta de simpleza, incomprensión del concepto que encierra un movimiento, aceptar que avanzado no es sinónimo de complicado y entender que la forma es un medio y no un fin. No son problemas propios del Kung Fu, la música sufre un problema similar que da como resultado miles de músicos que usan muchos recursos, sin poder llegar a transmitir lo que realmente se quiere transmitir (si es que alguien lo sabe…).
Cuando se deje de creer en los cuentos de hadas y en los movimientos lindos, se podrá empezar a APROVECHAR más el tiempo de práctica y será posible focalizar en algo concreto, que pueda ser aplicado.
El buen blues es simple, sale de adentro y a veces no suena limpio o elegante, la aplicación real y el uso del buen Kung Fu es igual.
Sifu Jerónimo Milo
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