Comenzamos una nueva serie de entradas en las que intentaré ir describiendo la situación de distintos puntos vitales y los efectos de golpear en los mismos. Debo reconocer que durante un par de semanas he estado reflexionando acerca de la conveniencia de escribir estos pequeños artículos; no por secretismo ni ninguna tontería de esas. En pleno siglo XXI, con el auge de la sociedad de la información, ese tipo de consideraciones resultan hasta infantiles.
Pero mi... digamos,... sensibilidad se oponía a convertirme en responsable, siquiera mínimante, de difundir una información que, ciertamente, no es para tratarla con ligereza. Y es que, como se irá comprobando con la lectura de estas entradas, los efectos de golpear en determinas ubicaciones anatómicas pueden ser realmente graves.
No obstante, dada la facilidad con la que, para bien y para mal, Internet se convierte en vehículo de transmisión de todo tipo de información, según he comentado antes, esos escrupulos terminaron antojándoseme también infantiles.
Así que he creido más positivo sumarme a ese caudal de información con el objetivo de dejar patente la relativa fragilidad del cuerpo humano y llamar la atención sobre las consecuencias que una pelea puede conllevar.
En mi opinión, de la mano de la casualidad puede resultar relativamente sencillo que cualquiera de nosotros pueda ser golpeado o golpear en un punto vital con los nefastos efectos que ello puede suponer. Ojo, no estoy diciendo que cualquiera pueda convertirse leyendo un blog o un libro en un experto en Dim Mak, sino que el azar está presente en el cósmos y esa posibilidad existe. Y en ese supuesto las consecuencias para la integridad física de uno o las de carácter legal para el otro pueden suponer un serio revés en sus vidas. Así que cuidadito con lo que hacemos. Evitemos conflictos por nimiedades porque, como digo, las consecuencias pueden ser trágicas todos.
Pero por otra parte, si alguna vez TUVIERAMOS QUE DEFENDER NUESTRA VIDA, LA DE NUESTROS SERES QUERIDOS O DE CUALQUIER SEMEJANTE, mejor tener la información y el entrenamiento, por supuesto, que nos proporcionen recursos adicionales para salir airosos del trance. Porque tal y como solía decir uno de los Maestros con los que estudié: para que llore tu madre, que llore la del otro...
SI ZHU KONG
Ese punto esta situado en el borde saliente del hueso cigomático, junto a la órbita del ojo. Como referencias anátomicas tenemos la rama cigomática del nervio facial, la rama del nervio auricolotemporal, ramas frontales de la arteria y vena temporales superficiales. Si atendemos al sistema de meridianos es el punto TR-23 del meridiano del Triple calentador.
Dada su ubicación en una rama del nervio facial, se puede utilizar para causar una pérdida de conciencia o un aumento del efecto del parasímpatico sobre el corazón. El nervio facial tiene conexiones directas con el nervio vago y el trigémino cuya estimulación se ha vinculado a un paro cardiaco. Por tanto, la estimulación de este punto estimulará también esos dos nervios pudiendo provocar un síncope (desmayo) o un paro cardiaco en un individuo susceptible.
Dada su ubicación en una rama del nervio facial, se puede utilizar para causar una pérdida de conciencia o un aumento del efecto del parasímpatico sobre el corazón. El nervio facial tiene conexiones directas con el nervio vago y el trigémino cuya estimulación se ha vinculado a un paro cardiaco. Por tanto, la estimulación de este punto estimulará también esos dos nervios pudiendo provocar un síncope (desmayo) o un paro cardiaco en un individuo susceptible.
Además de lo anterior, un golpe en este punto provoca un agudo dolor, un importante hematoma y lagrimeo constante. En caso de fractura, aparte del shock, las astillas del hueso podrían dañar el ojo.
La parálisis de los músculos del ojo, temporal o irreversible, daría como resultado el posicionamiento anómalo del ojo (estrabismo). Y si la rama superior del nervio cerebral resulta dañada es posible que el ojo no sea capaz de volver a mirar hacia fuera, lo que produciría estrabismo convergente.
Estrabismo convergente |
Si se dañasen las fibras nerviosas del sistema nervioso autónomo (parasimpático) situadas dentro de los músculos internos del ojo, se deteriorarían la acomodación de la pupila y la actividad motora.
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