"El Tao que puede ser expresado no es el verdadero
Tao.
Ningún nombre que le podamos dar será jamás su verdadero
nombre."
Son los versos con los que comienza el 道德经, [Dao de jing en mandarín (pin yin), Tao Te
Ching en la antigua romanización Wade-Giles, y también conocido como "Tao Te King"] posiblemente uno de los textos
más discutidos por estudiosos (y no estudiosos) de la cultura china en todo el
mundo.
ORIGEN HISTÓRICO
No sólo la autoría del Dao de jing sigue siendo objeto de
debate, sino que a día de hoy todavía no hay acuerdo unánime a la hora de
concretar la fecha aproximada en la que pudo ser escrito. Es más, ni siquiera
hay acuerdo en dictaminar si fue escrito por una sola persona o si por el
contrario se trata de una recopilación de pensamientos o “refranes” taoístas
escritos a lo largo del tiempo por muchas manos diferentes.
Tradicionalmente la cultura china atribuye su autoría al
mítico sabio 老子 [Laozi en mandarín (pin yin), Lao-Tse o Lao-Tzu en la antigua romanización Wade-Giles),
personaje que se mueve a caballo entre la leyenda y la historia oficial. En
caso de haber existido lo cierto es que la leyenda le atribuye rasgos
sobrenaturales difíciles de creer: su propio nombre, que viene a significar
algo así como "Viejo Maestro", vendría dado, según una de estas
leyendas, debido a que permaneció nada más y nada menos que ochenta y un años
gestándose en el vientre de su madre. Esto habría supuesto que, al nacer, Laozi
fuese un inocente anciano extremadamente sabio, a fuerza de permanecer tantos
años en silencio meditativo en un ambiente tan propicio para ello como debe ser
un vientre humano.
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Es común encontrar pinturas representando a Laozi
cabalgando un búfalo, emigrando hacia el oeste según cuenta la tradición. |
Otra versión más creíble es la que se cuenta en los
registros de Sima Qian, responsable de la primera recopilación histórica
medianamente fiable de China, escrita en el siglo primero. Según estos
registros, Laozi pudo ser un contemporáneo de Confucio (551 -479 a. C., según
la tradición) que trabajaba como archivista en la Biblioteca Imperial de la
corte de la dinastía Zhou. Según esta versión, Confucio y Laozi habrían
sostenido a lo largo del tiempo repetidas conversaciones acerca de la moral y
la ética, motivo por el cual hay mucha gente que considera a Laozi como el
"maestro espiritual", por decirlo así, del propio Confucio.
La versión más extendida sugiere que Laozi terminó
emigrando hacia el oeste montado en un búfalo. El origen del Dao de jing, según
esta versión, habría sido motivado por la insistencia de uno de los guardias
fronterizos en que Laozi no abandonase el territorio sin dejar constancia de su
sabiduría, que hasta el momento habría transmitido únicamente de manera oral.
A día de hoy, sin embargo, sigue sin saberse realmente si
Laozi llegó a existir alguna vez ni si, en caso de haber existido, coincidió
con Confucio en el tiempo. Cabría aclarar, no obstante, que esta tendencia a
dudar de la existencia de Laozi es una cuestión relativamente nueva. Al
respecto creo que no está de más prestar atención a las palabras de Alan Watts en su libro El camino del Tao:
“Desde
los últimos años del S. XIX los eruditos de la tradición occidental, incluyendo
muchos chinos y japoneses, parecen haber impuesto la tendencia a arrojar dudas
sobre la historicidad de las figuras “legendarias" del pasado,
especialmente si son de tipo religioso o espiritual. Llevará muchos años
determinar si ello marca un estilo o una moda de la erudición moderna, o si
realmente conlleva una investigación sincera. (...) Tal como están las cosas,
no creo que conozcamos tan a fondo la antigua historia y literatura chinas como
para emitir un juicio sólido y quizá nunca nos será posible hacerlo.”
Alan
Watts, (1975), El camino del Tao
Fuera del debate sobre su procedencia histórica el
Dao de jing es un texto que ha tenido un profundo impacto en la cultura y el
pensamiento chinos, posiblemente comparable al que los Vedas han tenido en la
cultura de la India o la Biblia en nuestra propia cultura.
EL TAO
Dao de jing ó El Libro Clásico del Camino y su Virtud.
Las traducciones del chino son siempre difíciles o incluso
imposibles si lo que queremos es ser fieles al contenido original. De esta
manera, sólo para el primer verso del Dao de jing (道可道,非常道。名可名,非常名。) existen multitud de
traducciones posibles, como por ejemplo:
"El Tao que puede ser
expresado no es el Tao Absoluto."
"El Camino que puede ser
señalado no es el Camino Invariable."
"El Fluir que puede ser
acompañado no es el Fluir Eterno."
"El Camino que puede ser
considerado como el Camino no es el Camino."
"La Fuerza que necesita ser
forzada no es Verdadera Fuerza."
Y así hasta un buen puñado de diferentes formas de traducir
la misma frase.
Por lo general se ha venido aceptando "camino"
como la traducción más fiel al significado original del Tao, por su simbolismo.
Sin embargo, el camino al que el Dao de jing hace referencia no parece ser un
camino que uno pueda elegir recorrer o no recorrer, sino que más bien apunta
hacia la propia experiencia vital presente en cada ser vivo. Hablamos de algo
abstracto, si lo queremos llamar así, en el sentido de que uno no puede nombrar
y conceptualizar su propia experiencia de vida. Lo que uno es, en este
momento, ni tiene nombre ni existe forma alguna de separarlo de uno mismo a fin
de analizarlo objetivamente.
El Dao de jing comienza pues dejando claro que es muy
consciente de que nada de lo que vas a leer en él es cierto en términos
absolutos. Sabe que las palabras son un recurso útil pero fundamentalmente
ineficaz si lo que se pretende señalar es una experiencia, y desde luego es muy
consciente de que a lo largo de todo el libro está constantemente intentando
hablar acerca de algo de lo que no se puede hablar. No porque esté prohíbido ni
porque hacerlo constituya algún extraño tipo de blasfemia (como entiendo que se han venido
interpretando muchas veces mensajes similares en nuestro Antiguo Testamento) sino simplemente porque no puede explicarse ni darse
nombre a sí mismo sin limitar, o acotar, la naturaleza original de lo que
precisamente pretende comunicar.
Mira, y no podrás verlo.
Escucha, y no podrás oírlo.
Extiende tu mano, y no podrás
asirlo.
Acércate y no hallarás un
comienzo;
Síguelo y no hallarás un final.
No puedes conocerlo, pero puedes
serlo
Asentándote en tu propia vida.
(Dao de jing, 14)
El Maestro*( nota al pie), como se refiere el Dao de jing al
ser humano que no opone resistencia a su propio camino, no tendría más remedio
que usar ese mismo camino para comunicar el Tao. Salvando las
distancias, y sólo porque me parece estimulante hacer este tipo de experimentos
mentales, podríamos imaginar una película o un libro en el que uno de los
personajes trata de comunicar al resto que sólo son personajes de una historia,
con el importante impedimento de que para ello no puede salirse ni un ápice del
guión establecido para su personaje.
Uso esta idea paradójica no porque me parezca el ejemplo
que mejor exprese la idea total del Tao (que posiblemente abarque tantas
definiciones distintas como distintas personas existen), sino simplemente
porque me parece estimulante a la hora de comprender el principal problema al
que se enfrentan textos místicos como el Dao de jing: un libro escrito a
sabiendas de que lo que pretende comunicar no es comunicable porque se escapa a
todo concepto, pensamiento o idea. No porque dentro de eso de lo que habla no
existan conceptos, pensamientos o ideas sino más bien porque es los
conceptos, es los pensamientos y es las ideas.
Por doquier fluye el gran Tao.
Y aunque nada crea,
Todo nace de él.
Se vierte en sus obras
Pero nada reclama.
Nutre infinidad de mundos,
Mas a ninguno se aferra.
Porque se funde con todo
Y en el corazón de todo se
oculta,
Puede llamársele humilde.
Porque todo se desvanece en él
Y, salvo él, nada perdura,
Puede llamársele grande.
No se apercibe de su grandeza;
Por ello es verdaderamente
grande.
(Dao de jing, 34)
WUWEI (无为)
El concepto de “no-hacer” o “no-acción”, que es la
traducción más aproximada posible al concepto chino de wuwei (无为), es una
parte fundamental de la filosofía taoísta.
Lejos de sugerir dejadez o indiferencia, wuwei señala algo
más parecido a lo que podríamos llamar “fluir”. O también “no oponer
resistencia”. Quienes practiquen taichi conocerán bien la tensión existente
entre el prestar atención a la “correcta” ejecución de los movimientos y a la
vez tratar de que esos movimientos no se sientan forzados o “contaminados” por
uno mismo.
Es difícil señalar lo que representa el concepto de wuwei
sin usar palabras más cercanas a la poesía que a la mera descripción. El
Dao de jing aplica el concepto ya no únicamente a una acción concreta como pueda
ser la ejecución de una forma de taichi o, por ejemplo, tocar una canción con
un instrumento, sino absolutamente a todo cuanto sucede. La idea de “no
interferencia” es una constante a lo largo del libro, indicando con ella la
importancia que el Dao de jing da al hecho de ser más que de hacer.
La maestría en la aplicación del wuwei en nuestra vida cotidiana implicaría una
No Interferencia Radical.
El Maestro actúa sin hacer
Y enseña sin decir.
Las cosas surgen y él deja que
vengan;
Las cosas desaparecen y él deja
que partan.
El Maestro tiene, pero no posee;
Actúa, mas no espera nada.
Cuando su obra termina, la
olvida;
Por eso es imperecedera.
(Dao de jing, 2)
Por último, con fines de echar un pequeño vistazo a cómo la
filosofía del Tao se adecua a la práctica de las artes marciales, me gustaría
compartir estos fragmentos de un manuscrito de Bruce Lee donde habla del Tao y
del concepto de wuwei:
TAO
“El kung fu, más que un mero ejercicio físico o de
autodefensa, es una habilidad especial, es un arte. Para los chinos, el kung fu
es el arte sutil de equilibrar la esencia de la mente con la de las técnicas
con las que ésta debe trabajar. El principio del kung fu no es una cosa que se
pueda aprender como se aprenden las ciencias, a base de documentarse o de
estudiar datos. Tiene que desarrollarse de manera espontánea, como crece una
flor, en una mente libre de deseos y de emociones. El núcleo esencial de este
principio del kung fu es el Tao, la espontaneidad del universo.
La palabra Tao no tiene traducción exacta. Si lo traducimos
como “el Camino” o “el principio” o “la ley”, lo estamos interpretando de una
manera demasiado estrecha.”
(Bruce Lee, 1962, El Tao del kung fu: un
estudio del camino del arte marcial chino)
WUWEI
“Por expresarlo en términos del kung fu: el principiante no
sabe nada de cómo bloquear y golpear, y mucho menos sabe de su intranquilidad
consigo mismo. Cuando un adversario intenta asestarle un golpe, él lo bloquea
“instintivamente”. Es lo único que puede hacer. Pero en cuanto empieza su
formación, se le enseña a defender y atacar, dónde debe poner la mente, y
muchas otras artes técnicas que hacen que su mente “se detenga” en diversas
coyunturas. Por este motivo, cuando intenta golpear al adversario se siente
entorpecido extrañamente, pues ha perdido su sentido primitivo de la inocencia y de la libertad. Pero con el
paso de los meses y de los años, al ir madurando plenamente su formación, su
actitud corporal y su modo de llevar la técnica hacia la no-mente llegan a
asemejarse al estado mental que tenía al comienzo mismo de la formación, cuando
no sabía nada, cuando ignoraba por completo el arte. Así pues el principio y el
fin resultan ser vecinos. En la escala musical podemos empezar por la nota más
baja e ir subiendo hasta la más alta. Cuando llegamos a la más alta,
descubrimos que está situada junto a la más baja.
De modo semejante, cuando el practicante de kung fu alcanza
el grado más elevado en el estudio de las enseñanzas del taoísmo, se convierte
en una especie de alma cándida que no sabe nada del Tao ni de sus enseñanzas,
desprovisto de toda erudición. Ha perdido de vista las reflexiones
intelectuales, y prevalece en él un estado de no-mente. Cuando se alcanza la
perfección última, el cuerpo y sus miembros realizan por sí mismos lo que
tienen encomendado, sin que intervenga la mente. La habilidad técnica es tan
automática que no tiene ninguna relación con el esfuerzo consciente.”
(Bruce Lee, 1962, El Tao del kung fu: un
estudio del camino del arte marcial chino)
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*Otras traducciones habituales son El Hombre Superior,
El Sabio, El Noble... Personalmente me decanto más por traducirlo sencillamente
por “la persona del Tao”. Ni se limita exclusivamente a un género ni le imprime
ese aire de superioridad moral o espiritual que creo que llevan asociado muchas
de las traducciones habituales. Estoy hablando, por supuesto, del ámbito de la
divulgación; las traducciones con fines académicos son otra historia.
Daniel Canelo Soria