Por segundo día consecutivo cogimos el tren para ir a
FoShan, a las 9 de la mañana llegamos de nuevo al parquecito donde estaba el
Templo del Choy li fut, desando por fin poder verlo, fuimos atravesando las
callejuelas y saludando a todos con los que habíamos hablado el día anterior
hasta llegar a la puerta ¡abierta!.
Es difícil describir el momento, tras tantos años de
práctica, la sensación de entrar en un lugar que has visto tantas veces en vídeos que ya te
parece que sea mentira… pero entramos, y ahí estaba, con el altar de los
maestros antepasados en el centro, los leones, las banquetas, los armeros, las
fotos de los maestros antepasados y presentes y las banderas de todas las
escuelas de Hung Sing del mundo. Pero además, el Templo resultó ser también un
museo, el vigilante, muy amable, nos invitó a ver el resto de estancias donde había
desde documentos antiguos hasta las armas de los maestros antepasados, y ahí
estuvimos, fotografiandolo todo, todavía sin creer que habíamos llegado hasta
allí.
Como no veíamos al Sifu, le preguntamos al vigilante a qué
hora venía y nos dijo que a las dos de la tarde, y que podíamos, mientras
tanto, estar allí todo el rato que quisiéramos. Así que aprovechamos para
escudriñar hasta el último rincón del Templo, para hacer todas los fotos y
vídeos y sobre todo para guardar bien todas aquellas imágenes en la memoria.
Así pasamos el día en el parque haciendo tiempo hasta las
dos, aprovechamos también para ver el otro gran edificio que había, el de la
ópera cantonesa. Resultó que los vigilantes que se encargaban de abrir el
Templo Hung Sing también se encargaban de la ópera y lo cierto es que a lo
largo de los días entablamos una buena relación con ellos, que se portaron de maravilla
con nosotros.
Paseando al lado del templo nos encontramos a la escuela de Hung Gar de Wong Fei Hung (de la cual habíamos visto la exhibición el día anterior) entrenando.
Iban vestidos con los pantalones de la danza del León y, como ya nos parecía
habitual allí, estaban en la calle, así que pudimos ver como entrenaban los movimientos, las posiciones y las acrobacias. Me pareció absolutamente increíble que el templo Hung Sing
Choy li Fut y la escuela de Wong Fei Hung entrenaran a sólo una calle de
distancia, pero eso es FoShan, ¡kung fu en cada esquina!.
Y llegaron las dos y llegó el Sifu, uno de los dos maestros
más importantes de la rama de FoShan, Sifu He Chao Hua. Pocas veces en mi vida
he estado tan nerviosa, ya sabía que estábamos allí porque tanto los vigilantes
como la gente del parque se lo habían dicho, nos acercamos a presentarnos, sin
saber bien cómo explicarme en chino, pero al menos quería que supiera que
éramos practicantes de Choy li fut, que veníamos de España y que nos sentíamos
muy honrados de conocerle. También le regalamos una botella de vino que llevábamos
acarreando desde Zaragoza. El nos miraba con su cigarro en la mano y expresión
seria pero muy amable y nos hacía preguntas en chino. Lamentablemente nuestro
mandarín no daba más de sí… entonces, el Maestro He sacó su móvil del bolsillo,
llamó a alguien y me lo pasó.
En un momento muy surrealista me encontré hablando con el
sobrino de Sifu He en inglés, el cual me contó que su tío le había dicho que ya
que estábamos allí, si queríamos entrenar, yo me quedé con la boca abierta pues
desde que empecé a planear el viaje a China, me había dicho a mi misma que era
posible llegar hasta los templos del Choy li fut, pero que de ninguna manera
íbamos a conseguir entrenar allí con los grandes maestros, me lo dije miles de
veces y es una opinión que en general todos los de la escuela compartíamos,
estamos acostumbrados quizá a encontrarnos con mucha más dificultad en España,
al “¿quién eres tú para entrenar conmigo?” a grandes desembolsos de dinero, a
salas llenas con 50 o 60 personas en las que tienes suerte si el maestro te
toca por un segundo (ojo, a veces se nota que el maestro que da el curso
estaría encantado de explicarte más, pero la gran afluencia de gente y el
tiempo lo impiden, otros, en cambio, parece que te tocan sólo si alguien hace
mientras una foto…), pero lo que Sifu He hizo con nosotros, con tanta
naturalidad y generosidad, para eso no estaba preparada.
Le dije a su sobrino que por supuesto queríamos entrenar, me
preguntó qué queríamos hacer y yo le respondí con sinceridad que lo quisiera el
maestro y el tiempo que quisiera estaría perfecto y darle las gracias sobre
todo porque para nosotros era un sueño.
Y lo que quiso el Maestro también fue más de lo que
esperábamos, porque tras un rato haciendo técnicas,
nos llevó donde estaban las armas y nos entregó un palo
que nunca antes habíamos visto, era una caña de "Dan Tiao" |
Sifu He Chao Hua |
A continuación voy a narrar lo que fueron para nosotros los
siguientes días, pero antes me gustaría contar un poco como fue la relación con
el Sifu y como era él. Durante toda la semana estuvo entrenando con nosotros,
todos los días, él sólo sin delegar en nadie, cada vez que intentábamos
llevarle un regalo, él nos correspondía con otro y no quiero decir con esto que
fuera un hombre fácil, es serio aunque sonríe mucho, y tremendamente chino, la
tradición del Choy Li Fut y el linaje de Foshan le corren por las venas de una
forma tan natural que lo que para nosotros es aprendido, para él es casi
instinto. He pensado largo rato en como describirle y al final he encontrado
una frase de Confucio que lo hace mucho mejor que yo "El Maestro era
afable, aunque severo; tenía autoridad sin ser despótico; era digno, pero fácil
de abordar”*.
Dicho esto, continúo, acabado nuestro primer día de
entrenamiento (que no sabíamos si iba a ser el único), Sifu He me llevó hasta
el calendario y señalándome el día siguiente me dijo “明天,两点”
(ming tian, liang dian), es decir “mañana a las dos”, cada día, cuando acabábamos,
repetía la misma operación, así que este momento de acompañarle hasta el
calendario se convirtió casi en un ritual para mí.
Nos despedimos sin saber bien como dar las gracias y al día
siguiente estábamos de nuevo en FoShan para seguir entrenando, Sifu He vino
vestido con la camiseta de la escuela y pantalones de entrenar, nada más verlo
supimos que iba a ser un día duro, lo primero, como todos los días, puso
incienso en el altar, después se acercó a nosotros y nos regaló a cada uno un
libro del 160 aniversario de la escuela de Foshan que atesoramos pues es una
auténtica joya y ante todo un gran gesto del maestro.
Libro del 160 aniversario de FoShan |
En la primera fila Sifu Wong y Sifu He |
He de decir, y los que lo conocen lo saben, que entre las
cualidades de Rubén hay una que siempre nos deja a todos mudos y es la
capacidad que tiene para memorizar una forma tras otra, sin mezclarlas, sin
olvidarlas y encima a velocidad ultrasónica, pues bien, si alguna vez esto le
ha sido útil, fue en Foshan con Sifu He.
Me di cuenta entonces de que era una especie de prueba, para
ver hasta donde llegábamos, Rubén se dejó la piel ese día, esa hora, en la que
se aprendió la forma entera y de paso, de vez, aprendió a manejar el palo. A
todo esto cada vez había más gente en el templo, la vigilante, que ya nos tenía
hasta cariño, un amigo del Sifu (que supimos el último día que también era
maestro de Choy Li Fut), una Maestra, la única mujer de entre todos los
maestros principales, que además se encargaba bastante de la organización, por
lo que pudimos ver, y que tenía una fuerza tremenda, un par de visitantes del
templo que se quedaron a mirar y para rematar, Sifu He llamó al fotógrafo ¡que
también era maestro! para que le hiciese fotos a Rubén entrenando.
Al final de esa hora el maestro nos preparó una ceremonia del
té, la forma tradicional de aceptación de un alumno, y se hizo unas fotos con
nosotros, fue un gran momento y todo un honor, durante todo el tiempo que
estuvimos allí tratamos de corresponderle con nuestro trabajo y con regalos,
pero siempre que aparecíamos con algo, el llevaba otra cosa, así que aun hoy en
día me siento en deuda con este grandísimo Sifu… (continuará)
Aquí podeís ver un vídeo que es una pequeña muestra del
entrenamiento con Sifu He Chao Hua
*NDA: CONFUCIO, ANALECTAS (7:38), Versión de Simon Leys
entrenamiento con Sifu He Chao Hua
*NDA: CONFUCIO, ANALECTAS (7:38), Versión de Simon Leys
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