China. Y en mi cabeza una única idea, la de cumplir la promesa que habíamos hecho de volver a Foshan. No fue fácil, por muchas circunstancias, reunir todos los elementos necesarios para poder viajar de nuevo, pero a veces la voluntad y la suerte se alían y a finales de octubre pusimos rumbo hacia ese fascinante, mágico y a veces abrumador lugar.
Esta vez quisimos comenzar el viaje por la otra punta del país y antes de bajar al sur, ya conocido, pasamos unos días en Pekín. Es
difícil describir una ciudad como esa, por su tamaño, su historia, su gente…
merecería una crónica en sí misma, en Pekín se mezclan y confunden lo antiguo y
lo moderno, el comunismo y el consumismo más exacerbado, los coches de lujo y
las bicicletas más humildes, los nuevos millonarios y los campesinos que se
acercan para buscar un futuro o para hacer turismo. Todos ellos son
imprescindibles para entender la China de hoy y el conjunto es, sin duda, impresionante.
En la siguiente presentación se puede ver una pequeña
muestra de todas las maravillas de esta increíble ciudad, la Plaza de
Tiananmen, La Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo, las Tumbas de los
Emperadores Ming, La gran Muralla…
Tras esos días en Pekín pusimos rumbo al sur cogiendo un
tren de alta velocidad que cruza todo el país, una experiencia que recomiendo,
las 8 horas se nos pasaron volando debido a la gran animación que había
con gente yendo y viniendo y la cafetería con una buena variedad de menús, nos dimos
unos cuantos paseos con el termo arriba y abajo (ya que hay agua
caliente a disposición de todos para poder prepararte un té y unos fideos
instantáneos en cualquier momento) y sobre todo disfrutamos del paisaje y del cambio
progresivo que íbamos contemplando, del frio y las llanuras del norte, al calor
y las montañas frondosas del sur
Y por fin llegamos a Foshan, y vuelta al entrenamiento. Esta
vez llevábamos todo más organizado, pudimos avisar al Maestro del día de nuestra
llegada y teníamos cogido el hotel a escasos minutos del Hung Sing Kwoon para
poder aprovechar mejor el día, pero los nervios eran incluso mayores ¿Qué
esperaría el Sifu de nosotros?
Fuimos al Templo temprano para dar una vuelta y ver las
novedades, y lo primero que vimos al entrar fue el nuevo busto de Jeong Yim,
que personalmente me gustó mucho, tiene fuerza y hace todavía más bonito el
altar.
A las dos en punto, como cada día, llegó Sifu He, le
saludamos y le dimos unos regalos que habíamos traído desde España, una placa
de agradecimiento con los logos de nuestras escuelas y un banderín de parte de toda la Escuela Hung Sing Dragón
Blanco.
Y sin más dilación, comenzó el entrenamiento, primero nos
hizo hacer, por separado, la forma de la caña (dan tiao) que aprendimos el año
pasado, que yo hice de aquellas maneras y Rubén la verdad que muy bien.
Luego nos pidió que hiciéramos algo los dos juntos, unas técnicas como el año
anterior. Como no sabíamos muy bien que hacer nos decidimos por la forma de
parejas del tigre y leopardo que habíamos estado entrenando estos meses en la Escuela, debió gustarle
bastante porque tras pensarlo unos segundos, comenzó a enseñarnos una forma de
mano vacía con algunos movimientos que nunca habíamos hecho y que tenían mucha
dificultad.
Aunque, como nos sucedió la otra vez, no había nadie para
ayudarnos a traducir, este año hemos conseguido hablar mucho más con el Sifu,
parece que los años de estudio se van notando y nuestro chino ha mejorado (si
bien sigue siendo muy rudimentario, nos falta aun mucho para hablarlo con
fluidez…). Gracias a esto pudimos entendernos cuando nos contó que el nombre de
la forma era el “Kau Da” (la pelea continua), una de las formas que creo el
propio Jeong Yim, una forma pensada para defenderse y atacar simultáneamente a
más de un oponente a la vez, y que nada tiene que ver con el “Sap Ji Kau Da”
más allá de que ambas vienen de Foshan.
En esta forma, nos dijo el Maestro He, se encuentran todas
las técnicas del Hung Sing Choy Li Fut, por lo que aprenderla es sólo un primer
paso, lo importante es exprimirla.
La verdad es que la experiencia de este año ha sido
absolutamente increíble, todavía mejor que la del año pasado, al estar dos
semanas dedicados en exclusiva al entrenamiento, hemos podido tener muchísimo
más contacto con Sifu He, creo que le gustó el hecho de que hiciéramos el
esfuerzo de volver como habíamos dicho y no dejar lo del año pasado en una
anécdota de “una vez estuve en China entrenando en el Templo Hung Sing”, y por
ello se volcó en explicarnos y demostrarnos la increíble efectividad y poder del
estilo.
Es difícil explicar todo lo que hemos vivido allí, sólo
decir que fue un entrenamiento extraordinariamente intenso, donde pusimos todo
de nuestra parte, primero para dejar en buen lugar a nuestra escuela y Sifu,
pero también porque hay una cosa que me quedó muy clara desde el principio,
para Sifu He, su kung fu no está en venta, no puedes pagar un curso carísimo
para que te enseñe, creo que si alguien entrase en el Templo ofreciéndole
dinero por una forma le echaría a la calle, su Choy Li Fut es algo que sólo
puede ganarse con esfuerzo y respeto, y por esto mismo hay que dar lo máximo en
cada momento.
Las semanas siguientes fueron pues, muy duras para los dos,
si bien de distinta manera, a los dos nos pidió llegar a nuestro límite, pero
nuestro límite está en distinto lugar, por lo que con Rubén fue muy estricto
con las posiciones, la fuerza, las aplicaciones, la relajación... no le pasaba ni
una. Conmigo en cambio fue mucho más suave en ese sentido pero me hacía repetir
cada día la forma sóla delante de él (y quien más estuviera, pero eso ya lo
narraré más adelante), cosa que me horroriza en mi propia escuela, no digo nada
frente a la mirada seria y escrutiñadora de Sifu He.
Sifu He Chao Hua |
Aquel mismo día por la tarde ya empezamos a sentir auténtico
dolor en las piernas, y aquello no había hecho más que empezar…(continuará)
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