domingo, 22 de septiembre de 2019

CHINA 2019; PARTE 2

Visitar el Templo de Shaolin era un sueño que tenía desde la infancia, y lo cierto es que el lugar no decepciona, tanto si eres practicante de kung fu, como si te gusta la historia de China o sus preciosos paisajes, es un sitio que se debe conocer.

La montaña en sí ya es algo que merece la pena ver, y nada más entrar se suceden los lugares emblemáticos, la puerta de entrada, el templo donde solían entrenar los monjes, el bosque de las pagodas...

Ahora mismo unas zonas están más destinadas a los turistas y las personas que viven allí, duermen y entrenan dentro, pero en otros recintos. El sitio está, por supuesto, lleno de escuelas de kung fu de las que el templo saca a sus mejores representantes.
Tal y como está organizado ahora, algunos miembros son monjes budistas y otros no, estos otros se centran en la práctica del kung fu pero no tienen porqué praticar ninguna religión. En cuanto a los monjes, se dedican a las más diversas tareas en el templo, desde el entrenamiento, al budismo y también se les puede ver en algunos de los edificios vendiendo objetos típicamente budistas, cuadros, incienso, pinceles para escribir... todo de gran calidad. Las tiendas normales que pueblan el complejo, sin embargo, las llevan otras personas que no son monjes.
Uno de los lugares más especiales de Shaolin es la cueva donde estuvo Damo, situada en la parte alta de la montaña, que está coronada con una estatua dedicada a él.

En todo el templo hay multitud de dibujos y estatuas que muestran a esta importante figura del budismo. Me parece particularmente interesante como se le representa, al ser de la India, sus rasgos son completamente diferentes de los de los chinos y me encanta como los destacaron en sus obras de arte, el pelo rizado y abundante por todo el cuerpo, los ojos grandes y redondos, la nariz abultada... y siempre una bonita expresión de paz.

Por la tarde pudimos asistir a una de las representaciones de kung fu que se llevan a cabo a lo largo del día, la verdad que en lo tocante a exhibiciones pocos pueden igualarles. Los chicos que salen, todos muy jóvenes, provienen del propio templo. Con el tiempo algunos de ellos se dedican a viajar por el mundo mostrando el arte de Shaolin, otros se quedan como monjes y otros van a las distintas escuelas de kung fu que hay fuera y dentro del complejo.
Sea como sea, un espectáculo digno de ver.

Además de esto también estuvimos mirando como entrenan kung fu los que allí viven, en el exterior hay varias explanadas del tamaño de un campo de fútbol repletas de estudiantes practicando formas, estiramientos, combate y patadas.

Como estábamos en Henan, una de las provincias más antiguas de China, aprovechamos para ver otros templos famosos, entre ellos un complejo taoista precioso dedicado por entero a Kuan Kong, donde se guarda su cabeza, y el Bai Ma Si, el templo del caballo blanco, que es el primer templo budista de China.

Durante los años 90, otros de los países con más presencia de budismo de Asia quisieron regalarle a Henan un templo típico de su país. Así, visitando el Bai Ma Si también puedes ver un templo de Tailandia, uno de Birmania y otro de la India. ¡Realmente bonitos!.
El Bai Ma Si
Templo de Tailandia
Ya de vuelta en Foshan continuamos el entrenamiento con Ho Sifu, esta vez practicamos sobretodo danza del león y masajes ya que el maestro piensa que es una parte muy importante dentro del kung fu y pese al calor tremendo de Foshan en verano, fueron unos días muy divertidos.


El maestro nos regaló un montón de botellas de su die ta you para que pudieramos seguir practicando y esos días Rubén estuvo dando masajes en el templo y luego sacábamos el león y continuábamos el entrenamiento de danza y tambor. Para mi lo mejor de esos días fue poder estar con el Maestro hablando, preguntarle dudas, beber té y escuchar sus consejos para la nueva escuela.

Además, Yun Long vino varios de los días a entrenar al Hung Sing Kwun para grabar los pequeños cortos de kung fu que tanto le gustan. Lo cierto es que una de las mejores cosas del viaje ha sido ver como las amistades que hicimos durante los años que vivimos allí se mantienen a pesar del tiempo y la distancia y como todos nuestros amigos han hecho lo imposible por vernos la mayor cantidad de tiempo posible.

También tuvimos ocasión de quedar con nuestros hermanos del Leung Kwun, a quienes siempre es una alegría ver, estuvimos cenando con ellos, y otro día fuimos a ver el ensayo de la actuación para la inauguración del mundial de baloncesto en la que participaban y nos despedimos con la promesa de mantener el contacto y de vernos lo antes posible...

Con los alumnos del Leung Kwun, aunque ya no vivamos allí, nos siguen guardando las camisetas nuevas que hacen
Aquí debería acabar esta pequeña crónica de la estancia en China, pero sólo unos días después de llegar a España recibimos estas fotos en las que se ve a Rubén en la pared de los maestros que por el mundo representan al Hung Sing Kwun. Una bonita recompensa a estos años de trabajo, habrá que volver pronto para contemplarlo con nuestros propios ojos.

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