A continuación, reproducimos un artículo encontrado en http://taijilaomentu.blogspot.com. Trata sobre aprendices y Maestros y, según se informa en ese blog, fue escrito por Rick Mendel y publicado por la revista estadounidense Black Belt el 22 de Abril de 1998, bajo el título algo desorientador de "Taiji para la defensa personal". El artículo, reproducido casi íntegramente abajo en versión de Eduardo Crawley, autor del blog que nos ha servido de fuente, es producto de una entrevista de Mendel con el Maestro Tung Kai Ying, nieto de Dong Yingjie, y dedica mucho espacio al tema de la enseñanza del taijiquan. Creemos que aporta ideas e información muy interesantes. Que lo disfrutéis.
‘Mucha gente enseña taijiquan y no sabe lo que está haciendo,’ dice Kai Ying Tung [1], maestro de Taiji. Tung ha enseñado taiji en Malasia, Tailandia, Singapur y Hongkong. Este maestro de taiji de tercera generación observa que muchos ‘lo enseñan solamente por sus beneficios para la salud, pero eso es porque no le conocen su uso para la defensa personal.’
Nacido en Beijing, Kai Ying Tung empezó a practicar taijiquan a los diecisiete años. Tung admite que hay diferencias entre estudiar artes marciales en el Oriente y hacerlo en los Estados Unidos. Paradójicamente, muchos estudiantes estadounidenses se interesan por la filosofía que subyace al taijiquan, en tanto que en la China — dice Tung — la discusión filosófica es casi nula. Explica: ‘Cuanto más hablas, menos tiempo tienes para practicar. Por ello en la China hablan menos y practican más.’
Tung siente que, básicamente, los estudiantes en la China y en los Estados Unidos son iguales. Al preguntársele si había alterado su manera de enseñar para los Estados Unidos, dice: ‘La escuela es esencialmente la misma, y la enseñanza es la misma. Depende del estudiante si aprende o no.’ Según Tung, ‘Hay muchos buenos estudiantes en ambos países. La diferencia principal es la intensidad. En los Estados Unidos vienes y pagas tu cuota, y esperas llevarte algo contigo a casa. En la China el estudiante viene a ser aprendiz del maestro. Esto se convierte en algo así como una relación padre-hijo.’
‘Esta es una situación más relajada — dice — porque es una relación de largo aliento. No es un asunto de una semana, un mes, un año. El largo plazo es mejor para el aprendizaje. En la China de antaño el estudiante vivía en la casa del maestro [2]. El contacto diario creaba un vínculo entre ambos. El maestro era responsable de las acciones del estudiante; si no aprobaba su conducta lo regañaba o lo golpeaba.. Cuando el maestro envejecía, el discípulo era responsable de su cuidado. Por cierto, también había estudiantes regulares que venían sólo para ser instruidos, pagaban y se marchaban. Pero no era simplemente cuestión de abordar al maestro y decirle, “Bien, seré tu discípulo”.’
Tung explica: ‘Había un largo proceso de examen de los antecedentes del potencial discípulo.’ Esta investigación incluía la clase de trabajo que había hecho el estudiante, cuestiones referidas a cualquier infracción a la ley, y la búsqueda de referencias sobre su carácter. No se limitaba al estudiante sino que abarcaba a sus padres y abuelos.
‘Éste — dice Tung — era un proceso muy ritualizado. Si era aceptado como discípulo el estudiante debía hacer kou tou, un acto que significaba el establecimiento de una relación seria. Este ritual incluía una serie de nueve reverencias ante el maestro: tres reverencias profundas, tres medianas y tres cortas. Éstas se dirigían, primero, al gran maestro Zhang Sanfeng, luego al maestro actual, en acto de reconocimiento de todo el linaje.
‘Aunque hoy en día esto no se hace en la China continental — dice Tung — se sigue haciendo en otras partes fuera de la China. Y si no se hace formalmente, puede hacerse informalmente, en el corazón y la mente. La relación entre maestro y discípulo no precisa ser ritualizada.’
La academia de taijiquan de Tung en Los Ángeles sigue un patrón tradicional. Los estudiantes avanzados ayudan a enseñar a los principiantes, en tanto que el maestro Tung instruye directamente a individuos y grupos. En cada sesión el cuerpo principal de estudiantes sigue un patrón básico que comprende la rutina lenta del estilo Yang, de 81 movimientos; práctica del juego de manos; y una rutina rápida. Al mismo tiempo, grupos más pequeños de principiantes practican las secuencias individuales. Cada uno puede progresar a su propio ritmo.
Tung le enseña al estudiante novato a aplicar cada movimiento a la defensa personal, como parte de la dimensión completa del taijiquan. Sin embargo, explica Tung, inicialmente no se le da mucha información al principiante: ‘Si al principio le das demasiada información, confundes al estudiante. Es por ello que sólo en las etapas más avanzadas puede realmente dar mucho el maestro. Si se hace demasiado pronto, el estudiante puede quedar totalmente confundido.’
En cuanto a la relación entre taijiquan y defensa personal, Tung dice: ‘Por propia definición el taijiquan se ocupa de la defensa personal [3]. Sin embargo, mucha gente que vienen aquí no goza de buena salud, y deben primero fortalecer el cuerpo. Debemos reconstruirlos físicamente antes de que puedan empezar a utilizar los movimientos.’
Pare de esta reconstrucción se acelera con una variante rápida de la rutina completa, desarrollara por el abuelo de Tung, eminente maestro del estilo Yang. La rutina rápida es casi idéntica en sus posturas individuales y secuencias a la rutina lenta de Yang, pero los movimientos son más compactos, y se ejecutan más vivamente [4]. Al observar la rutina rápida se ve claramente cómo surgen los golpes de puño, las patadas y los quites de los movimientos fluidos.
Tung, con todo, no cree que el estudiante deba aprender la rutina rápida para aprender la aplicación del taijiquan. ‘Si tienes un maestro que la trabaja en profundidad, aprenderás la aplicación a partir de la rutina lenta — dice —. La rutina rápida ayuda a crear aguante. Ambas son vigorizantes.’
Además, Tung enseña la práctica del juego de manos; la espada, la daga y la lanza del taiji; y las aplicaciones en cotejo libre. Las rutinas con armas, originalmente componente básico del repertorio del practicante de artes marciales, en la actualidad ayudan a desarrollar sutileza.
Otro aspecto del taijiquan que generalmente se deja de lado en los Estados Unidos en la actualidad es el de las artes conexas de la acupuntura [5] y la fitoterapia. En la China de antaño — dice Tung — ‘todos los maestros de artes marciales tenían que aprender acupuntura y fitoterapia porque no había gran disponibilidad de médicos; por ello desarrollaban pericia tanto en las terapias protectoras como en las preventivas.’ El arte marcial defensivo servía para despachar ‘lo malo’, y la acupuntura y fitoterapia ayudaba a ‘lo bueno’. El maestro usaba la acupuntura y la fitoterapia conjuntamente con el masaje.
Como el discípulo más novel era el que cargaba con las tareas más duras, era él quien hacía el frotamiento — dice Tung —. ‘De esta manera, el discípulo aprendía a partir de la práctica, y para cuando hubiera completado su entrenamiento ya habría adquirido el conocimiento de los meridianos, los puntos de presión, y los remedios herbales. Los estudiantes corrientes, que no vivían con el maestro, no estaban expuestos a estos conocimientos.’
Debido a su orientación y a la complejidad de sus movimientos, dominar el taijiquan suele tardar más que otras artes marciales. Pero, dice Tung, hasta esto es relativo: ‘Depende del individuo. Hay algunos que son bastante duchos en uno a tres años [6]. Otros practican durante diez años y siguen sin ser duchos.’
Suponiendo que el estudiante practica bien y el maestro trabaja sobre él. tres a cinco años deberían traducirse en pericia. ‘Pero — dice Tung — si el estudiante sólo viene a clase una vez a la semana, su cuerpo ganará en saludo, mas no habrá progreso dramático. Por desgracia, algunos estudiantes sólo estudian durante poco tiempo, y luego se ponen a enseñar. El resultado suele ser la aparición de cambios accidentales en la rutina. En muchos casos ese cambio no es intencional. En nuestra escuela no ha habido cambios, pero hemos tenido estudiantes que aprendieron de manera inadecuada las secuencias y luego salieron a enseñar. Sus estudiantes aprendieron de la misma manera, y así se magnificó el cambio.’
Aparte de alentar la asunción de un compromiso de largo aliento con la práctica del taijiquan, Tung recomienda que se practique con diligencia cada día. Al preguntársele sobre aprender tanto el taiji como otras formas de gongfu, Tung dice: ‘Si tienes a tu disposición todo el tiempo del mundo y puedes dedicar seis horas a un estilo de gongfu y seis horas al taiji, está bien. Pero si estás limitado a cuatro horas y dedicas dos a un estilo y dos al otro, no avanzarás mucho en ninguno de los dos. Dedícale cuatro horas a uno y podrás progresar.’
Tung enfoca de manera similar la cuestión de estilos suaves versus estilos duros: ‘Podrías considerar al taiji como superior a un estilo duro, pero si no practicas, no lo es. La persona que practica el estilo duro será ducha. Todo se reduce a la diligencia del individuo, a practicar de todo corazón.’
Aunque, en contraste con otras escuelas, Tung parecería enfatizar la defensa personal, no lo hace a expensas de la salud física y psicológica. En su folleto publicitario Tung describe al taiji como ‘un método de defensa personal y de autodisciplina. Hay diferentes escuelas que enseñan este arte — dice — pero los principios son los mismos: enseñarle a alguien a conocerse a sí mismo y a mejorar su bienestar, tanto psicológico como físico [...] El primer principio del taijiquan es aprender a calmarse mental y físicamente; esto conduce al control perfecto. Éste es en verdad un ejercicio de la mente, entrenándolo a funcionar de manera consistente y armoniosa con la voluntad.’
Si todas las escuelas persiguen estos fines ¿por qué preocuparse por los cambios en las rutinas? Porque, en la tradición china, la autenticidad de la enseñanza y su linaje son asuntos de gran importancia. Dice Tung: ‘Hay muchos estudiantes que no saben qué estilo de taijiquan están aprendiendo ni quién es su maestro. Lo correcto es conocer al maestro, al maestro del maestro, y a todo el linaje.’ [7]
[1] Hijo de Dong Huling y nieto de Dong Yingjie, Kaiying ha preferido no emular al resto del clan y ha retenido la transliteración antigua de su nombre, Tung Kai Ying. En este texto respetamos la forma usada por el autor del artículo, Rick Mendel, de ‘occidentalizar’ el nombre poniendo el apellido, Tung, al final.
[2] El artículo no distingue claramente aquí entre el estudiante ‘de puertas afuera’ y el discípulo ‘de puertas adentro’, que era quien vivía en la casa del maestro.
[3] De hecho, el carácter final del nombre completo, quan, literalmente ‘puño’, significa sistema o técnica marcial.
[4] En verdad, la rutina rápida creada por Dong Yingjie, abuelo de Kaiying, no es una simple versión acelerada de la rutina lenta. Tiene muchos elementos que reflejan la otra vertiente del taijiquan aprendido por Dong Yingjie: el del estilo Wu (Hao).
[5] Más que acupuntura, lo que practicaban los maestros de artes marciales era la dígitopuntura (dian xue). Hay escuelas en que los estudiantes más avanzados ‘de puertas fuera’ también aprenden rudimentos de esta técnica terapéutica.
[6] Tung presume aquí un régimen de práctica diaria, como se verá más adelante.
[7] El artículo original tiene cuatro párrafos más, en que Mendel sintetiza los orígenes históricos del taijiquan. Han sido omitidos porque no coinciden con ninguna de las versiones conocidas de la tradición de la familia Dong (Tung), y no aportan nada sobre la conexión de esta familia con la transmisión anterior.
‘Mucha gente enseña taijiquan y no sabe lo que está haciendo,’ dice Kai Ying Tung [1], maestro de Taiji. Tung ha enseñado taiji en Malasia, Tailandia, Singapur y Hongkong. Este maestro de taiji de tercera generación observa que muchos ‘lo enseñan solamente por sus beneficios para la salud, pero eso es porque no le conocen su uso para la defensa personal.’
Nacido en Beijing, Kai Ying Tung empezó a practicar taijiquan a los diecisiete años. Tung admite que hay diferencias entre estudiar artes marciales en el Oriente y hacerlo en los Estados Unidos. Paradójicamente, muchos estudiantes estadounidenses se interesan por la filosofía que subyace al taijiquan, en tanto que en la China — dice Tung — la discusión filosófica es casi nula. Explica: ‘Cuanto más hablas, menos tiempo tienes para practicar. Por ello en la China hablan menos y practican más.’
Tung siente que, básicamente, los estudiantes en la China y en los Estados Unidos son iguales. Al preguntársele si había alterado su manera de enseñar para los Estados Unidos, dice: ‘La escuela es esencialmente la misma, y la enseñanza es la misma. Depende del estudiante si aprende o no.’ Según Tung, ‘Hay muchos buenos estudiantes en ambos países. La diferencia principal es la intensidad. En los Estados Unidos vienes y pagas tu cuota, y esperas llevarte algo contigo a casa. En la China el estudiante viene a ser aprendiz del maestro. Esto se convierte en algo así como una relación padre-hijo.’
‘Esta es una situación más relajada — dice — porque es una relación de largo aliento. No es un asunto de una semana, un mes, un año. El largo plazo es mejor para el aprendizaje. En la China de antaño el estudiante vivía en la casa del maestro [2]. El contacto diario creaba un vínculo entre ambos. El maestro era responsable de las acciones del estudiante; si no aprobaba su conducta lo regañaba o lo golpeaba.. Cuando el maestro envejecía, el discípulo era responsable de su cuidado. Por cierto, también había estudiantes regulares que venían sólo para ser instruidos, pagaban y se marchaban. Pero no era simplemente cuestión de abordar al maestro y decirle, “Bien, seré tu discípulo”.’
Tung explica: ‘Había un largo proceso de examen de los antecedentes del potencial discípulo.’ Esta investigación incluía la clase de trabajo que había hecho el estudiante, cuestiones referidas a cualquier infracción a la ley, y la búsqueda de referencias sobre su carácter. No se limitaba al estudiante sino que abarcaba a sus padres y abuelos.
‘Éste — dice Tung — era un proceso muy ritualizado. Si era aceptado como discípulo el estudiante debía hacer kou tou, un acto que significaba el establecimiento de una relación seria. Este ritual incluía una serie de nueve reverencias ante el maestro: tres reverencias profundas, tres medianas y tres cortas. Éstas se dirigían, primero, al gran maestro Zhang Sanfeng, luego al maestro actual, en acto de reconocimiento de todo el linaje.
‘Aunque hoy en día esto no se hace en la China continental — dice Tung — se sigue haciendo en otras partes fuera de la China. Y si no se hace formalmente, puede hacerse informalmente, en el corazón y la mente. La relación entre maestro y discípulo no precisa ser ritualizada.’
La academia de taijiquan de Tung en Los Ángeles sigue un patrón tradicional. Los estudiantes avanzados ayudan a enseñar a los principiantes, en tanto que el maestro Tung instruye directamente a individuos y grupos. En cada sesión el cuerpo principal de estudiantes sigue un patrón básico que comprende la rutina lenta del estilo Yang, de 81 movimientos; práctica del juego de manos; y una rutina rápida. Al mismo tiempo, grupos más pequeños de principiantes practican las secuencias individuales. Cada uno puede progresar a su propio ritmo.
Tung le enseña al estudiante novato a aplicar cada movimiento a la defensa personal, como parte de la dimensión completa del taijiquan. Sin embargo, explica Tung, inicialmente no se le da mucha información al principiante: ‘Si al principio le das demasiada información, confundes al estudiante. Es por ello que sólo en las etapas más avanzadas puede realmente dar mucho el maestro. Si se hace demasiado pronto, el estudiante puede quedar totalmente confundido.’
En cuanto a la relación entre taijiquan y defensa personal, Tung dice: ‘Por propia definición el taijiquan se ocupa de la defensa personal [3]. Sin embargo, mucha gente que vienen aquí no goza de buena salud, y deben primero fortalecer el cuerpo. Debemos reconstruirlos físicamente antes de que puedan empezar a utilizar los movimientos.’
Pare de esta reconstrucción se acelera con una variante rápida de la rutina completa, desarrollara por el abuelo de Tung, eminente maestro del estilo Yang. La rutina rápida es casi idéntica en sus posturas individuales y secuencias a la rutina lenta de Yang, pero los movimientos son más compactos, y se ejecutan más vivamente [4]. Al observar la rutina rápida se ve claramente cómo surgen los golpes de puño, las patadas y los quites de los movimientos fluidos.
Tung, con todo, no cree que el estudiante deba aprender la rutina rápida para aprender la aplicación del taijiquan. ‘Si tienes un maestro que la trabaja en profundidad, aprenderás la aplicación a partir de la rutina lenta — dice —. La rutina rápida ayuda a crear aguante. Ambas son vigorizantes.’
Además, Tung enseña la práctica del juego de manos; la espada, la daga y la lanza del taiji; y las aplicaciones en cotejo libre. Las rutinas con armas, originalmente componente básico del repertorio del practicante de artes marciales, en la actualidad ayudan a desarrollar sutileza.
Otro aspecto del taijiquan que generalmente se deja de lado en los Estados Unidos en la actualidad es el de las artes conexas de la acupuntura [5] y la fitoterapia. En la China de antaño — dice Tung — ‘todos los maestros de artes marciales tenían que aprender acupuntura y fitoterapia porque no había gran disponibilidad de médicos; por ello desarrollaban pericia tanto en las terapias protectoras como en las preventivas.’ El arte marcial defensivo servía para despachar ‘lo malo’, y la acupuntura y fitoterapia ayudaba a ‘lo bueno’. El maestro usaba la acupuntura y la fitoterapia conjuntamente con el masaje.
Como el discípulo más novel era el que cargaba con las tareas más duras, era él quien hacía el frotamiento — dice Tung —. ‘De esta manera, el discípulo aprendía a partir de la práctica, y para cuando hubiera completado su entrenamiento ya habría adquirido el conocimiento de los meridianos, los puntos de presión, y los remedios herbales. Los estudiantes corrientes, que no vivían con el maestro, no estaban expuestos a estos conocimientos.’
Debido a su orientación y a la complejidad de sus movimientos, dominar el taijiquan suele tardar más que otras artes marciales. Pero, dice Tung, hasta esto es relativo: ‘Depende del individuo. Hay algunos que son bastante duchos en uno a tres años [6]. Otros practican durante diez años y siguen sin ser duchos.’
Suponiendo que el estudiante practica bien y el maestro trabaja sobre él. tres a cinco años deberían traducirse en pericia. ‘Pero — dice Tung — si el estudiante sólo viene a clase una vez a la semana, su cuerpo ganará en saludo, mas no habrá progreso dramático. Por desgracia, algunos estudiantes sólo estudian durante poco tiempo, y luego se ponen a enseñar. El resultado suele ser la aparición de cambios accidentales en la rutina. En muchos casos ese cambio no es intencional. En nuestra escuela no ha habido cambios, pero hemos tenido estudiantes que aprendieron de manera inadecuada las secuencias y luego salieron a enseñar. Sus estudiantes aprendieron de la misma manera, y así se magnificó el cambio.’
Aparte de alentar la asunción de un compromiso de largo aliento con la práctica del taijiquan, Tung recomienda que se practique con diligencia cada día. Al preguntársele sobre aprender tanto el taiji como otras formas de gongfu, Tung dice: ‘Si tienes a tu disposición todo el tiempo del mundo y puedes dedicar seis horas a un estilo de gongfu y seis horas al taiji, está bien. Pero si estás limitado a cuatro horas y dedicas dos a un estilo y dos al otro, no avanzarás mucho en ninguno de los dos. Dedícale cuatro horas a uno y podrás progresar.’
Tung enfoca de manera similar la cuestión de estilos suaves versus estilos duros: ‘Podrías considerar al taiji como superior a un estilo duro, pero si no practicas, no lo es. La persona que practica el estilo duro será ducha. Todo se reduce a la diligencia del individuo, a practicar de todo corazón.’
Aunque, en contraste con otras escuelas, Tung parecería enfatizar la defensa personal, no lo hace a expensas de la salud física y psicológica. En su folleto publicitario Tung describe al taiji como ‘un método de defensa personal y de autodisciplina. Hay diferentes escuelas que enseñan este arte — dice — pero los principios son los mismos: enseñarle a alguien a conocerse a sí mismo y a mejorar su bienestar, tanto psicológico como físico [...] El primer principio del taijiquan es aprender a calmarse mental y físicamente; esto conduce al control perfecto. Éste es en verdad un ejercicio de la mente, entrenándolo a funcionar de manera consistente y armoniosa con la voluntad.’
Si todas las escuelas persiguen estos fines ¿por qué preocuparse por los cambios en las rutinas? Porque, en la tradición china, la autenticidad de la enseñanza y su linaje son asuntos de gran importancia. Dice Tung: ‘Hay muchos estudiantes que no saben qué estilo de taijiquan están aprendiendo ni quién es su maestro. Lo correcto es conocer al maestro, al maestro del maestro, y a todo el linaje.’ [7]
[1] Hijo de Dong Huling y nieto de Dong Yingjie, Kaiying ha preferido no emular al resto del clan y ha retenido la transliteración antigua de su nombre, Tung Kai Ying. En este texto respetamos la forma usada por el autor del artículo, Rick Mendel, de ‘occidentalizar’ el nombre poniendo el apellido, Tung, al final.
[2] El artículo no distingue claramente aquí entre el estudiante ‘de puertas afuera’ y el discípulo ‘de puertas adentro’, que era quien vivía en la casa del maestro.
[3] De hecho, el carácter final del nombre completo, quan, literalmente ‘puño’, significa sistema o técnica marcial.
[4] En verdad, la rutina rápida creada por Dong Yingjie, abuelo de Kaiying, no es una simple versión acelerada de la rutina lenta. Tiene muchos elementos que reflejan la otra vertiente del taijiquan aprendido por Dong Yingjie: el del estilo Wu (Hao).
[5] Más que acupuntura, lo que practicaban los maestros de artes marciales era la dígitopuntura (dian xue). Hay escuelas en que los estudiantes más avanzados ‘de puertas fuera’ también aprenden rudimentos de esta técnica terapéutica.
[6] Tung presume aquí un régimen de práctica diaria, como se verá más adelante.
[7] El artículo original tiene cuatro párrafos más, en que Mendel sintetiza los orígenes históricos del taijiquan. Han sido omitidos porque no coinciden con ninguna de las versiones conocidas de la tradición de la familia Dong (Tung), y no aportan nada sobre la conexión de esta familia con la transmisión anterior.
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