Hasta este momento, y salvo excepciones, era un poco reacio a publicar artículos que contuvieran opiniones o conclusiones personales pese a que incluso mi propio Sifu me animaba a ello. Me he decidido a variar ese rumbo en esta ocasión y he escrito esta pequeña crónica en la que aderezo información estrictamente científica (la Ley de Hick) con experiencias y conclusiones propias. Parece ser que la Ley de Hick no es un concepto nuevo en el mundo de las AA.MM. Pero hasta ahora, para mí sí que lo era. Y lo que más me ha impactado es constatar cómo a través de mi vivencia personal he llegado a conclusiones similares. Espero que os sea útil.
La verdad es que lo intuía. Bueno, en realidad lo he podido experimentar personalmente. Veréis, durante el periodo de preparación intensiva de mi examen para cinturón negro, comencé elaborando varias defensas alternativas para un mismo ataque.
La verdad es que lo intuía. Bueno, en realidad lo he podido experimentar personalmente. Veréis, durante el periodo de preparación intensiva de mi examen para cinturón negro, comencé elaborando varias defensas alternativas para un mismo ataque.
Es decir, por ejemplo, ante un agarre de muñeca en espejo trabajé varias técnicas de chin-na sobre la muñeca de mi agresor para liberarme. Seguí la misma linea de trabajo para ataques de puño, patadas, etc.. Asimilada la técnica correcta, tenía que trabajar el tiempo de reacción ya que en el examen de Cinturón Negro el Tribunal únicamente determina el tipo de agresión que tienes que defender pero no cuándo. Me explico: el Tribunal señala a los aspirantes que van a desempeñar el papel de agresores el tipo de ataque que deben realizar; si con un puñetazo, con una estrangulación, con una patada,… y a partir de ahí tu oponente ataca cómo y cuando quiere; en caso de un ataque de puño puede lanzar un jab arriba, abajo, crochet, etc., de manera que, aunque sepas la clase de ataque a recibir (que hay que reconocer que ya es mucho), el tiempo de reacción sigue siendo una variable a tener en cuenta. Y de que manera, porque allí no se puede esperar mucha colaboración del que tienes delante atacándote. Por lo menos, si no es de tu Escuela.
Pues bien, yo me percaté que a medida que iba incorporando técnicas y defensas a mi arsenal mis tiempos de reacción eran inferiores que cuando sólo había trabajado una sola, con independencia, claro, del grado de pulcritud y eficiencia con que fuera capaz de ejecutarla. Ahí me di cuenta de que algo no iba bien; sin duda, era un problema grave no sólo para superar mi examen sino también de cara a lograr ser efectivo en una situación de defensa personal real.
Pues bien, yo me percaté que a medida que iba incorporando técnicas y defensas a mi arsenal mis tiempos de reacción eran inferiores que cuando sólo había trabajado una sola, con independencia, claro, del grado de pulcritud y eficiencia con que fuera capaz de ejecutarla. Ahí me di cuenta de que algo no iba bien; sin duda, era un problema grave no sólo para superar mi examen sino también de cara a lograr ser efectivo en una situación de defensa personal real.
Al final, lo que hice fue elaborar un catálogo de posibles agresiones: jab directo, cruzado, crochet, agarre de muñeca en espejo, con la misma mano, estrangulación por delante, etc., y sistematizar la respuesta a cada una buscando las técnicas mas directas y eficientes, a mi juicio, de entre las que conocía en ese momento. Pero sólo una técnica defensiva por tipo de ataque. Mi tiempo de reacción mejoró notablemente.
Pues bien, cual es mi sorpresa cuando pasado el tiempo, investigando para un curso de defensa personal que voy a impartir en breve, descubro la LEY DE HICK. La Ley de Hick, también conocida como Ley de Hick-Hyman, es una teoría sobre el movimiento o reacción humanos que, básicamente, establece que el tiempo que se tarda en tomar una decisión aumenta a medida que se incrementa el número de alternativas.
Hick fue un investigador que en los años 50 descubrió que “como el número de opciones de respuesta (técnicas) aumenta de una a dos, el tiempo de reacción aumenta en un 58%”. Esto último condujo a la mencionada Ley de Hick de tiempo de Reacción/Respuesta. Ella declara que “el tiempo de reacción aumenta considerablemente cuando uno debe decidir cual respuesta o técnicas es más apropiada para la amenaza”. Por ejemplo, en 1.993 un investigador (Ferrara) probó la Ley de Hick y encontró que el tiempo de reacción de un solo bloqueo a un puño fue de 183 milisegundos. Cuando cuatro bloqueos diferentes fueron dados como opciones, el tiempo de reacción aumentó a 481 milisegundos.
Según esto no se deben trabajar múltiples defensas (respuestas) para un determinado tipo de ataque (estímulo).
Recapitulemos para que quede claro: según esa ley el tiempo de reacción (respuesta) promedio para un estímulo es de medio segundo aproximadamente. Si incorporamos una segunda técnica (respuesta) para la misma agresión (estímulo) nuestro tiempo de reacción se incrementará en un 58%. Y, precisamente, lo que queremos es disminuir ese tiempo de reacción, no incrementarlo. Si entrenamos múltiples defensas a un ataque específico, nuestro cerebro se demorará en optar por una de ellas. Y esa demora puede significar la diferencia entre volver a casa sanos y salvos o terminar en el suelo sangrando… o algo peor.
Como aval de la Ley de Hick basta decir que esta premisa se tiene muy en cuenta en sistemas de combate de corte militar.
Sin embargo, esto no debe llevar a equívoco. Creo que como instructores debemos conocer y saber aplicar diferentes alternativas defensivas ante un mismo ataque. Primero porque lo que funciona para un estudiante puede que no lo haga para otro. En mi corta experiencia como instructor ya me he encontrado con algún alumno para el que era totalmente imposible aplicar una técnica. Dejando a un lado mi responsabilidad en ello (quien sabe, es posible que no haya sido capaz de transmitirla adecuadamente), sí que es cierto que ese mismo alumno ha sido capaz posteriormente de utilizar con eficacia otra técnica totalmente diferente que le había propuesto como alternativa. Y es que lo que es bueno para mí, es posible que no lo sea para ti.
Además, creo que no existe la "técnica perfecta", ese Santo Grial que buscan muchos artistas marciales. Todas las técnicas tienen sus puntos fuertes y sus puntos débiles y un instructor debe saber cuáles son y darlos a conocer a sus alumnos. Pero, una vez realizada la adecuada criba, no creo que debamos tejernos una maraña mental y sí centrarnos en la práctica y perfeccionamiento de unas pocas. Después todo, esta claro que yo puedo automatizar A ó B pero no las dos acciones a la vez.
La clave no está en coleccionar un montón de técnicas sino en saber diseñar el mayor número de escenarios de combate posibles y encontrar la solución más eficiente a cada uno de ellos utilizando las técnicas de nuestro sistema. ¿Cómo reaccionaría si el adversario que agarra mi muñeca se encuentra enfrente de mí? ¿Y si se encuentra a mi lado? ¿O si me agarra la muñeca desde una posición a mi espalda? A partir de ahí, determinamos la respuesta más adecuada a cada escenario. Y esto, naturalmente, puede ser un proceso de prueba-error. Si los errores los cometemos en el kwoon, mejor que mejor, así no los sufriremos en la calle.
En un próximo artículo trataré más extensamente sobre otros factores que afectan al tiempo de reacción así como de las herramientas y elementos que pueden contribuir a minimizar su influencia.
El Autor del Blog