lunes, 18 de mayo de 2009

La estructura social de la Escuela de Kung-fu

La familia siempre ha sido pieza nuclear del orden social chino, lo cual es un reflejo de la tradición filosófica confuciana, una de las que más repercusión ha tenido en China. Dicha organización familiar se trasladó a múltiples estructuras de la sociedad china y las Escuelas de Kung-Fu no fueron una excepción. Como rasgo más sobresaliente de esa organización encontramos una jerarquía construida de acuerdo con la edad o, si se prefiere, la antigüedad dentro de la unidad familiar. Así, el respeto por los mayores es un pilar básico.
Como hemos dicho, las Escuelas de Kung-fu no fueron ajenas a esta forma de organización, construyéndose las relaciones entre sus miembros de acuerdo con ella. En este sentido, debemos distinguir, por una lado, la relación existente entre el Maestro y sus estudiantes y, por otro, la que se teje entre éstos.

La primera, denominada Sifu-Todai o de forma abreviada Si-To, está fundamentada, como cabría esperar, en el respeto y lealtad hacia la figura del Maestro, el cual ocupa una posición privilegiada debido a la gran experiencia que atesora. Unicamente es ésta experiencia la que le legítima para actuar como mentor del alumno y conducirle en el camino de aprendizaje del Arte.
Así, el Maestro debe ser respetado siempre por sus estudiantes, igual que el padre de una familia; y ello con independencia de que el paso de tiempo haya menoscado sus habilidades, de forma que sea el afecto y no el utilitarismo el que una al alumno con su Maestro.

De hecho, y con relación a esa asociación de la figura del Maestro con la del padre de familia, es interesante advertir que Sifu es una palabra compuesta de dos sílabas, Si y Fu que cuando se designa con ella a un Maestro que no es el propio significa “señor profesor” pero que cuando nos referimos al nuestro quiere decir “padre que enseña”. Como anécdota, es interesante saber que cuando un estudiante invitaba a su Sifu a comer en su casa, se le cedía el lugar que correspondía al padre de familia.

Todo esto conlleva que existe un entramado de deberes y derechos recíprocos entre el Maestro y sus alumnos, el cual constituye en sí mismo un sistema ético denominado en chino Wu-De o Virtud Marcial.

La segunda relación, llamada Sihin-Dai, está definida por la convivencia o confraternidad entre los estudiantes. Aquí, como no podría ser de otra forma, también desempeña un papel crucial la antigüedad.

Los alumnos más antiguos se designan por el término sihing, en el caso de los hombres, o sije, para las mujeres. Los que se han incorporado más recientemente se denominan sidai, si son hombres, o simui, en el caso de las mujeres.
En este caso, son los primeros los que orientan y atienden en muchas ocasiones a los segundos, auxiliando al Maestro en ese sentido, no sólo en el plano técnico sino también procurando la formación necesaria sobre etiqueta y comportamiento en el kwoon o lugar de práctica. De forma similar a como ocurre en la relación Maestro-Díscipulo, esto representa una responsabilidad para el sihing o sije a quien, de forma recíproca y respondiendo a una relación marcadamente biunívoca, deben respeto los sidai o simui.

Y hay que advertir que los sidai/simui deben respeto a los sihing/sije con independencia del nivel técnico y la habilidad de éstos; el hermano mayor será siempre el hermano mayor. Por otro lado, el estudiante menos hábil e inteligente no ha de ser, ni mucho menos, menospreciado. En este sentido, la cooperación entre estudiantes es un deber inexcusable.


Los parámetros de esta relación que hemos descrito trascendían, y aun lo hacen hoy en día, el ámbito del kung-fu, extrapolándose a la vida cotidiana, contribuyendo a convertir el Arte en una forma de vida. Esto no significa, en modo alguno, que los dos vectores de la relación descritos sean de naturaleza sectaria; todo lo contrario. El vínculo Si-to es equiparable al existente entre un padre y un hijo y el nexo Sihin-Dai al que se encuentra entre hermanos, con todo su enorme significado, constituyendo realmente la Escuela de Kung-fu una segunda familia que puede perdurar toda la vida y en cuyo seno transcurrirán muchas horas de nuestra vida, en un entorno sano y agradable.



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